Rosquillas italianas de limón o taralli de la abuela

En Italia hay muchos más dulces que los pipularísimos ”biscotti” -término, por otro lado, genérico de “galleta”-. Los taralli son otro gran grupo de pastas crujientes que suelen ser saladas pero también existen en versión golosa, y pueden recordarnos a muchos postres populares españoles, como estas rosquillas de limón de la abuela.

Rosquillas italianas de limón

El apellido de la abuela no es en vano, pues la receta original que he adapta ligerísimamente proviene, de hecho, del recetario tradicional de la abuela de su autora, quien incluso enlaza un vídeo donde podemos ver a la señora italiana en cuestión manejando la suave masa con esa experiencia que solo muchos años en la cocina saben dar.

Estos taralli pueden formarse como nudos, al estilo de los melindres gallegos, en bastones enrollados o trenzas, o, como hemos hecho nosotros, como simples roscos o rosquillas redondas. Al ser una masa húmeda y algo pegajosa recomendamos este formado por ser el más sencillo, pero realmente el aspecto final poco importa. Son deliciosas.

El glaseado de limón es opcional, pero absolutamente recomendable. Para no complicar la cosa, no damos cantidades exactas; basta con echar un chorrito pequeño de zumo de limón en un cuenco y mezclarlo con azúcar glasé tamizado hasta formar una glasa más o menos espesa, según se prefiera un baño translúcido más ligero o una glasa más blanca y dulce.

INGREDIENTES

Para 24 unidades

-Harina de repostería (aproximadamente) 320 g

-Levadura química 4 g

-Sal 2 g

-Huevo de gallinas felices (talla M-L)

-Aceite de oliva virgen extra 170 ml

-Zumo de limón y más para el glaseado 5 ml

-Azúcar 100 g

-Ralladura de limón 0.5

-Aguardiente o licor (opcional) 5 ml

-Azúcar glasé para el glaseado opcional

PREPARACIÓN

– Tiempo total 1 hora – 10 minutos

-Elaboración 50 minutos

-Cocción 20 minutos

Precalentar el horno a 175ºC con calor arriba y abajo y preparar dos o tres bandejas con papel antiadherente de hornear. Batir con unas varillas manuales en un recipiente ancho los huevos con la ralladura fina de medio limón lavado, el aceite, una cucharadita de zumo de limón o el licor, y el azúcar.

Una vez disuelto el azúcar, añadir la harina tamizada con 3/4 cucharadita de levadura química y una buena pizca de sal. Mezclar todo hasta lograr una masa húmeda pero que se despegue de las paredes del cuenco. Si estuviera inmanejable, refrigerar 30 minutos o añadir un pelín más de harina -cuidado con pasarse-.

Engrasar con aceite una superficie limpia y tener más a mano para ir engrasando las manos para trabajar la masa. Coger pequeñas bolitas de masa -como del tamaño de una nuez-, estirar formando tiras de unos 10 cm de largo y unir los extremos formando rosquillas. Repartir en las bandejas, dejando un poco de separación entre ellas.

Hornear una bandeja cada vez hasta que estén ligeramente tostadas, unos 20 minutos. Esperar un poco fuera del horno antes de trasladar a una rejilla. Para el glaseado, mezclar unas gotas de zumo de limón con abundante azúcar glasé tamizado y pintarlas cuando estén frías. Dejar secar antes de guardar en un recipiente hermético.