Elvira Fortunato, una pionera entre hombres que inventó el chip de papel

En un campo dominado por hombres, la científica portuguesa Elvira Fortunato ha demostrado que las mujeres también son una referencia mundial. Sus trabajos pioneros en electrónica transparente y la invención del chip de papel le han valido premios y hasta ha sido considerada candidata al Nobel.

LISBOA, 29/08/2021.- La científica portuguesa Elvira Fortunato ha demostrado, en un campo dominado por hombres, que las mujeres también son una referencia mundial. Sus trabajos pioneros en electrónica transparente y la invención del chip de papel le han valido premios y hasta ha sido considerada candidata al Nobel. EFE/ Paula Fernández

“Es muy bueno mostrar a otras mujeres y a otras científicas y profesoras que es posible, incluso en un mundo que es dominado, en este área científica, por hombres”, explica Fortunato a Efe en una entrevista en Lisboa, donde ha participado en una escuela de verano sobre liderazgo femenino organizada por Huawei.

En ser líder y pionera Fortunato (Almada, 1964) tiene mucha experiencia. Desde los laboratorios de la Universidad Nova de Lisboa encabeza un equipo que creó el chip de papel, llamado a revolucionar la electrónica porque es de bajo coste, fácil acceso y reciclable.

Sus aplicaciones son variadas: se puede colocar en envases de alimentos o medicamentos para saber si el contenido está en buen estado; en objetos cotidianos para mantenerlos interconectados (el llamado internet de las cosas) e incluso permite desarrollar un test rápido de covid-19 en papel.

Fortunato también es una referencia en la electrónica transparente y su tecnología “Invisible”, una pantalla transparente fabricada con materiales ecosostenibles y patentada junto a Samsung, recibió el Horizon Impact Award 2020 de la Comisión Europea, que distingue proyectos con un impacto tangible en la sociedad.

PIONEROS MUNDIALES

“Somos pioneros a nivel mundial”, asevera Fortunato, que explica que trabajan “con materiales amigos del medio ambiente, con tecnologías no contaminantes, para desarrollar una electrónica de bajo coste, desechable y reciclable”.

Esta electrónica “verde” está llamada a cambiar el futuro. “El planeta está sufriendo. Tenemos que buscar alternativas”, urge.

Por eso insiste en que los avances que se desarrollan en una universidad tienen que llegar a la sociedad, como ocurrió con su pantalla transparente.

La clave es, dice, trabajar con la industria.

“Lanzamos también hace dos años un laboratorio colaborativo en el área del papel electrónico. Estos laboratorios pretenden ser un puente entre el conocimiento de las universidades y las industrias, porque a veces lo que se hace en las universidades no llega a la innovación”, explica.

TRABAJAR POR LA IGUALDAD

Entre la investigación y la docencia, Fortunato también tiene tiempo de trabajar por la igualdad para las mujeres y lidera en Portugal el proyecto europeo SPEAR, que busca identificar qué limitaciones tienen en la universidad para llegar a puestos altos, como la maternidad.

“Vamos a proponer que haya una reducción de la carga horaria para las madres jóvenes, para que puedan tener más tiempo para hacer otros trabajos, principalmente investigación científica”, cuenta, ya que suele ser la mujer la que más tiempo acaba dedicando a los hijos, especialmente cuando son pequeños.

La desigualdad es palpable en los altos cargos. En su universidad sólo el 23 % de las cátedras son de mujeres, una cifra que aun así es mejor que la media.

Por eso la científica está a favor de las cuotas, a pesar de que durante muchos años se opuso. “Frente a la desigualdad que existe hoy en día, ni en 100 años vamos a conseguir invertir esta situación (…) las cuotas funcionan como una herramienta que va a aligerar o regular este problema”.

Otra alternativa es el mérito, que, asegura, “termina teniendo un reconocimiento más objetivo (…) Hay mujeres que consiguen tener más éxito en áreas más competitivas y más difíciles de conseguir que los hombres”.

Un ejemplo: en la Universidad Nova la mayoría de proyectos con financiación del Consejo Europeo de Investigación son de mujeres.

POCAS REFERENCIAS FEMENINAS

Vicerrectora de la Nova, donde coordina el área de investigación, Fortunato es una referencia a nivel internacional en su campo, pero reconoce que todavía se ven pocas mujeres en lo más alto de las ciencias.

“Si miramos a las mujeres que recibieron el premio Nobel, hay muy pocas, cerca de un 3 %”, recuerda.

No es la primera vez que su nombre y el prestigioso premio están en la misma frase. Fue incluida entre los posibles candidatos al galardón de Física en 2020 y en Portugal muchas voces aseguran que, si ahora alguien puede llevar un tercer Nobel al país -tras Egas Moniz (Medicina) y José Saramago (Literatura)-, es ella.

“Creo que estoy muy lejos, porque hay innumerables científicos en el mundo que hacen cosas maravillosas y extremadamente importantes”, dice con una sonrisa.

Fortunato asegura que no trabaja para los premios, pero siguen llegando. Uno de los más recientes, el Pessoa de 2020, con el que Portugal reconoce a sus ciudadanos más sobresalientes en las ciencias o las artes.

EFE