El pueblo aragüeño despide al profesor Raúl Capriles Peñaloza

Como un hombre comprometido con la educación y el deporte en la entidad aragüeña, y además cargado de buenos valores y costumbres, así será recordar por todos los ciudadanos el profesor Raúl Capriles Peñaloza, quien falleció en horas de la noche del pasado lunes.

Sin embargo, para quienes lo conocieron, siempre recordará al “profe” como un hombre de inagotables anécdotas, de análisis espontáneo, de polémicas mezcladas con humor, y por los caramelitos que repartía, por ejemplo en el edifico azul”, por todos los escritorios por los que pasaba.

A sus 92 años de edad, el profesor Raúl Capriles era un hombre lleno de conocimientos y virtudes, quien dedicó gran parte de su vida y tiempo en plasmar sus ideas, pensamientos e inteligencia, con la finalidad de crear conciencia en los ciudadanos y permitiendo que a través de sus letras los lectores se puedan instruir con temas de interés.

Por muchos años, diario elsiglo contó con el privilegio de ser el medio de comunicación que el profesor Capriles escogió para publicar sus columnas, entre ellas “Sóftball de profesores”, donde plasmada los resultados de los torneos deportivos que se realizaban los educadores de la entidad aragüeña.

Asimismo, el profesor Capriles describió mucho de su “genio y figura”, con una carga de crítica política y humor polémico, en la ya legendaria columna “Pelotitas de miel”, que gozó de gran aprobación y reconocimiento por parte de los lectores que semanalmente leían este compendio de cultura, sociedad, política, sucesos, y pare de contar. Al principio taría personalmente su original, luego llegó la Internet y todo fue más fácil, sin embargo, cuando fallaba la señal era muy común ver a uno de sus hijos trayendo el “pen drive” al edificio, para que nada afectara la publicación de la columna.

Sin duda, faltan palabras y anécdotas al momento de hablar del profesor Raúl Capriles, un hombre visionario en su paso por la vida dejó grandes momentos y enseñanzas, de las cuales estamos seguros perdurarán.
Principalmente, dejó una gran huella en el medio educativo aragüeño, formador de profesionales de calidad, quienes a diario comparten sus conocimientos en las aulas de clases y hacen inagotable su legado

SU TRAYECTORIA


Raúl Capriles Peñaloza nació un 13 de febrero de 1929. Desde muy joven dejó ver sus ganas de ayudar al prójimo, y sobre todo su vocación y entrega para impartir conocimientos a los ciudadanos.

Esto lo llevó a estudiar educación en el Instituto Pedagógico de Caracas, iniciando su carrera como docente de aula, lo que permitió compartir con estudiantes de las diferentes edades, nutriéndose y preparándose para enfrentarse a cada momento de su vida.

Y es que gracias a los conocimientos adquiridos, optó a esto diferentes cargos en el ambiente educativos, entre ellos supervisor nacional del Ministerio Público, y además fundador de los liceos José Luis Ramos y el Instituto Los Próceres de Maracay. Además fue dirigente germinal en varios periodos e integrantes de la junta directiva del Colegio de Profesores.

En todos los ámbitos de su vida, el profesor Capriles Peñaloza se destacó por su carisma y su espíritu crítico, que lo llevó a ser fundador del movimiento de Educadores Democráticos de Aragua (EDA). Además, el Colegio de Profesores de Aragua creó en su honor la Condecoración Prof. Raúl Capriles Peñaloza en única clase.

Igualmente, en el medio deportivo, el profesor Raúl Capriles se destacó desde niño en disciplinas como fútbol, béisbol y sóftbol, lo que le valió participación en competencias nacionales e internacionales.

En el fútbol se desempeñó como arquero titular de la selección de Aragua, eso lo hizo acreedor de apodos como “Araña Negra” y “El Pulpo”.

Raúl Capriles fue además mánager vitalicio del equipo Educadores del Colegio Los Próceres, presidente fundador del Complejo Deportivo Privado de Educadores en La Morita, instalaciones que cuentan con excelentes canchas para la práctica y competencias de diferentes disciplinas deportivas.

PALABRAS DE SU HIJA

Llena de sentimientos por la noticia, pero a la vez orgullosa por su padre y su trayectoria, Jenny Lind Capriles destacó que como padre fue un hombre recto, un pilar familiar.

“Siempre le dio prioridad a los estudios y a incentivarnos el hábito de la lectura, en todo momento nos alentó para que culmináramos nuestros estudios y así formarnos en una carrera universitaria, siempre nos decía que esa era la herencia que él nos iba a dejar, que los estudios era lo más importante”.

Capriles resaltó que como buen amante de los deportes, su padre les inculcó estar pendiente de los equipos, “nos llevaba a los juegos, nosotros éramos primero cuatro hembras y después llegaron los varones chiquitos, pero como buen amante del béisbol él tenía su abono y nos llevaba al estadio, amigo de muchos peloteros que venían a la casa y al colegio”.

Señaló que su padre tradujo, junto a su esposa, el primer contrato de grandes ligas de David Concepción, “él había estudiado en el Colegio Los Próceres, y también el de Elio Chacón, peloteros de la época, y además con mi primo Tulio en los Toros Fútbol Club”.

Mencionó que el profesor Capriles también tenía una faceta de bailarín, “él los domingos se ponía a escuchar su música, yo amé tanto esa música de la época de los cuarenta que después él me decía a mi que yo era muy antigua, me enseñó a bailar, a amar la profesión de docencia, por lo que soy profesora, a todos mis hermanos los incentivó en sus carreras, por lo que son profesionales”.

Jenny Capriles destacó que su padre cuidó que todos sus nietos terminaran sus estudios, “particularmente a mis hijos los ayudó a todos, siempre estuvo pendiente de ayudar, de dar un consejo, un hombre con una excelente memoria y gran conversación, era un deleite sentarse a platicar con él de la Maracay vieja, de las cosas de la Venezuela anterior, y como ellos veían el mundo”.

DULCES RECUERDOS

Jenny Linf define a su padre como una gran cátedra, aderezada de buen humor y chistes pícaros, “muchas cosas que puedo contar de mi padre, un consentidor, escuchaba que a uno de nosotros nos gustaba algo, él se encargaba de complacerlo y todas las personas que llegaban a la casa eran bienvenidas. Esa fue la formación de su madre, eran 10 hermanos y casi todos llevaban un amiguito al almuerzo o cena y a mi padre le encantaba eso, por esa razón en mi casa siempre había persona que nos acompañaban”.

Recuerda que su padre se encargaba de orientarlos siempre, “nunca nos pegó ya que él decía que tenía mucha fuerza, entonces esa parte de los chancletazos a tiempo era mi mamá, nos regañaba fuerte y nos imponía castigo pero no nos pegó nunca”.

Afligida por su partida del plano físico, Jenny Lind recordó lo cariñoso que era el profesor con sus nietos y sobretodo con su bisnieta, “un hombre extraordinario y gran conversador, muchos están expresado en estos momentos grandes palabras de mi padre y es que esa es la realidad, era un gran hombre”.

Y dice la premisa, que todo gran hombre nace de un noble gesto, aprendido en la infancia. Eso nos remite a los “caramelitos del profesor”, muy famosos en el diario “elsiglo”, donde cuando veíamos un caramelo en un escritorio sabíamos que lo había traído el profe. Las consentidas recibían doble y hasta triple ración. Su hija nos relata el origen de esa costumbre.

Cuenta que el profesor Capriles aprendió eso de su padre, quien era militar, pues en sus bolsillos constantemente cargaba dulces de la época, y los niños solo metían la mano y sacaban su dulcito del día.

“La locura la verdad, le encantaba repartir caramelos y verle la cara de alegría a la gente. Nosotros le comprábamos la bolsa de caramelos para que siempre tuviera caramelos en la guayabera, una costumbre que heredó de su papá porque mi abuelo en los bolsillos del uniforme siempre cargaba conservitas de leche, esos son los cuentos que ellos echan, y se acostumbraron a eso, y me imagino que él quería darle esa misma felicidad a las demás personas” con las que compartía su vida, una existencia ahora convertida en legado.

MÓNICA GOITIA | elsiglo