Estados Unidos financia la crianza ilícita de tigres en cautiverio

Una red amplia de granjas dedicadas a la crianza de tigres en Asia se sostiene con recursos de instituciones privadas en Estados Unidos.

Obesos o demacrados. Los machos están débiles y son incapaces de cazar por su cuenta. Las hembras, por su parte, son obligadas a sobrellevar procesos de gestación acelerados. Una vez que la camada nace, muy pronto son forzadas a embarazarse de nuevo. Este sistema de crianza de tigres en distintos países de Asia se sustenta con dinero de Estados Unidos, que promueve la explotación de la especie en favor de la obtención de sus huesos, dientes y bebés, que se venden como mascotas en países de Oriente Medio.

Todo por una selfie

Las jaulas están repletas de ejemplares adultos. A pesar de la presencia majestuosa que les confiere el pelaje rayado, la crianza de tigres en cautiverio los convierte en animales inestables. Además de obligarles a llevar dietas inadecuadas, constantemente están drogados en los recintos de China, Laos, Tailandia y Vietnam, con la finalidad de que los turistas puedan tomarse selfies con ellos.

Los bebés que sobreviven las jornadas extenuantes de interacción con seres humanos son vendidos como mascotas en Arabia Saudí. Existen imágenes de mujeres que llevan a las crías en carriolas bajo el rayo del Sol, como si fueran bebés humanos. Los que no pasan los filtros de calidad, se quedan en cautiverio para ser utilizados como parte de la ‘experiencia’ durante la visita a los criaderos. Algunos de ellos ni siquiera tienen los dientes bien desarrollados, pero son manipulados a la fuerza por niños como juguetes.

5 mil tigres en cautiverio en Estados Unidos

El panorama no es mejor en Estados Unidos. En la actualidad, según las cifras del Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), 5 mil ejemplares de tigres viven en cautiverio en el país. Estos felinos mayores no son originarios del continente americano. Por el contrario, son importados para complementar la oferta turística de los zoológicos.

La mayor parte de esta población extirpada de su ecosistema natural es propiedad privadadenuncia la institución. No sólo eso: son forzados a interacciones constantes con los seres humanos, que no sólo les aturde, sino que va en contra de su propia naturaleza. A pesar de las resistencias de grupos ambientalistas y de auditorías para revisar los procesos de importación ilícitos, los expertos que velan por los derechos de los animales han sido dejados de lado en el proceso.

Un proceso defectuoso

Sue Lieberman, vicepresidenta de política internacional de la Wildlife Conservation Society, asegura que estos movimientos ilegales no han recibido una revisión adecuada. «Para ser caritativa, esto podría haberse llevado a cabo por pura ingenuidad e ignorancia, pero sigue siendo un proceso defectuoso«, dice la experta en un comunicado.

Mientras tanto, una red cada vez más extensa de granjas dedicadas a la crianza de tigres en Asia se alimenta de recursos estadounidenses. A pesar de que diversos proyectos de ley se han promovido para erradicar estas dinámicas al interior del país, el problema debe de ser atendido de raíz. Los nombres, ubicaciones e información relevante sobre los terratenientes de este tipo de negocios siguen permaneciendo bajo una sombra institucional impenetrable.

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