Uno Juegos Olímpicos atípicos, Japón, uno de los países epicentro de grandes desastres naturales, recibirá las primeras Olimpiadas de la historia bajo una pandemia, y si una emergencia sanitaria mundial ya es un riesgo, una gran ola calor, amenaza y pondrá a más de uno a sudar como nunca antes.
Cuando en 2013 Tokio se alzó ganadora como ciudad anfitriona, por aquel entonces lo que más preocupaba a los organizadores locales era el extremo calor que padece el archipiélago durante los meses de julio y agosto.
Un calor que puede llegar a los 40 grados de temperatura y que sumado al alto nivel de humedad (más del 70 %) causa anualmente miles de hospitalizaciones y cientos de fallecimientos en el archipiélago por golpes de calor, deshidratación y otros problemas derivados.
Japón experimentó su verano más caluroso en siete décadas en el año 2018, con una cifra de 156 personas fallecidas y 89.284 personas atendidas en hospitales; de acuerdo a datos de la Agencia nacional de Gestión de Incendios y Desastres.
En los últimos años los termómetros del país oriental se han disparado, llegando a superar los 40 grados en algunas zonas; algo que las previsiones climatológicas de la Agencia japonesa de Meteorología venían advirtiendo.
En el país de frecuentes terremotos, tifones, erupciones volcánicas o tsunamis; también las temperaturas extremas y los golpes de calor son considerados un desastre más que han de gestionar las autoridades y su población.
El Ministerio de Medio Ambiente nipón mide, a través del índice de estrés térmico; el nivel de alerta los días extremadamente calurosos. A más de 35 grados, la alerta se dispara y se prohíbe, en principio, el ejercicio físico.
Es por esto que los nipones se guardan mucho de entrar en contacto con la radiación solar, usan sombreros y protección solar; tratan de hidratarse continuamente y evitan ejercitarse demasiado entre las 9 y las 16 horas, algo que los atletas y otros participantes deberán tener en cuenta.
EL CALOR COMO RIESGO OLÍMPICO
Cuando un 15 de julio de 1912 los Juegos de Suecia reunieron por primera vez a corredores de los seis continentes; el intenso calor durante el maratón puso en riesgo la salud de los atletas, más de la mitad tuvieron que abandonarlo y finalmente acabó en tragedia.
La estrella portuguesa Francisco Lázaro se desplomó en el km 30 bajo un soleado Estocolmo a 32 grados de temperatura.
El corredor japonés Shizo Kanakuri, atleta pionero de su país en unas Juegos; salvó la vida por pararse a beber agua en casa de una familia que le socorrió.
Los organizadores nipones de los Juegos de 1964, los primeros en Asia; deseosos de brillar ante el mundo y mostrar lo mejor del país, decidieron evitar el verano tokiota y celebrar la competición deportiva en el mes de octubre.
En 2021, la aclimatación, el jetlag y las altas temperaturas; sumados a la obligación del uso de mascarilla para evitar la propagación del virus, pondrán al límite a los atletas.
Aunque deportistas como el triatleta español Javier Gómez Noya ya vienen preparados para enfrentarse a todo.
El pentacampeón del mundo en triatlón; decidió en abril viajar a México para entrenarse y adaptar su forma física al “calor extremo” que se encontrará en Tokio.
Para combatir el calor, los organizadores nipones decidieron adelantar a horas más tempranas las competiciones de triatlón y atletismo, así como trasladar el maratón y la marcha a la ciudad de Sapporo (al norte del archipiélago); donde las temperaturas y la humedad suelen dar una tregua.
Vaporizadores de agua, pavimentos especiales y cañones de nieve artificial se utilizarán en estos Juegos para contrarrestar el calor, y a falta de espectadores y público en las gradas; será la salud de los atletas la mayor preocupación estos días.