Daniel Dhers vivirá el sueño olímpico a los 36 años

A sus 36 años, Daniel Dhers no se esperaba participar en unos Juegos Olímpicos con el deporte que tantos premios le ha granjeado, el BMX “freestyle”, pero tras la inclusión de esta disciplina en Tokio 2020 logró un puesto y ahora se entrena duro para lo que considera el reto más grande del mundo: llevar a casa, a Venezuela, una medalla de oro.

Vivir el sueño olímpico a los 36 años Daniel Dhers
Foto: Referencial

“Me siento muy emocionado de ir a los Juegos Olímpicos, (esto) trasciende lo que hemos estado haciendo en los últimos 24 años”, dice a Efe el ciclista, ganador de medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 2019 y de otras cinco doradas y una de bronce en los X Games, el certamen de deportes extremos organizado por el canal ESPN.

Dhers se subió a una bici con 12 años y nunca más se bajó. Así que está acostumbrado a entrenar su cuerpo y mente para competencias de distinta intensidad. Tokio 2020 requiere, dice, una preparación diferente.

Normalmente hace un par de horas en bici por la mañana, trucos y rutinas que varía si tiene una lesión o una competencia cerca y, aparte, hace ejercicio 3 o 4 veces a la semana como mantenimiento.

Considera clave tratar de dormir bien y comer balanceado, con la misma cantidad calórica al día siempre, pero “lo principal es estar sobre la bici, es lo que te da visualización y preparación”.

RETO PARA DHERS

Dhers piensa que Tokio 2020 “puede ser único” en su carrera y por eso se enfoca “en la fuerza, más que en la bici”.

Especifica que esto no es para crecer en volumen, sino para “ganar fuerza (…) que el cuerpo esté preparado para cualquier lesión y ser más eficiente en la bici”.

Para la preparación de sus trucos, clave en esta disciplina, ha hecho un estudio de qué quiere hacer y cuenta que por primera vez en su carrera es posible que tenga un entrenador en ‘freestyle’ (estilo libre): “Me puede ayudar a tener una pared de rebote, ver qué le parece cada truco, qué harán los demás, qué podemos hacer nosotros”.

PREPARACIÓN EMOCIONAL

Dhers considera que una parte importante de su entrenamiento es la preparación física y emocional, y precisamente por eso cada cierto tiempo viaja a Venezuela.

El ciclista nació en Caracas, pero a los 16 años su familia se trasladó a Argentina y después empezó a vivir en Estados Unidos, pero volver a su país natal le da “recarga emocional (…) una alegría” que no sabía que le faltaba hasta que volvió.

Es consciente de que venir a Venezuela es una aventura, “pasa de todo, cosas buenas y cosas malas”, pero le reconforta ver a la gente, y recorrer las calles donde montaba en bicicleta de niño, lo que le trae recuerdos y emoción.

“Para un deportista es importante separarse un poco de lo que está haciendo y llenarse emocionalmente. Uno vuelve recargado a lo que está haciendo”, dice.

Precisamente a las calles de Caracas, Dhers llevó un ejemplo de lo que hará en Tokio 2020: compró una rampa hinchable y se puso a entrenar en distintos puntos de la ciudad.

“La idea era conectar con la ciudad, con la gente, hacer fotos, mostrarle Caracas al mundo. Es formar e informar a la sociedad. Sé que no puedo cambiar las cosas a un alto nivel, pero a los chamos (muchachos) hay que enseñarles cosas que les ayuden más adelante”, cuenta.

RETOS OLÍMPICOS

Cuando se le pregunta sobre cuál es su mayor reto frente a los Juegos Olímpicos, duda, se para a pensar.

“Es un conglomerado de cosas. Es estar al lado de otros competidores, las adversidades en el día a día. Pero al final, el mayor enemigo es uno mismo. Hay que estar motivado para llegar en tu máximo momento”, asegura.

Es consciente de que está al final de su carrera y que esto puede ser una desventaja porque competirá con “chamos que están en la veintena y tienen una capacidad de recuperación mayor” que la suya pero también lo ve como una virtud: “Tengo experiencia”.

A sus 36 años, lo ya recorrido lo ve como un plus que le ayudará a “vencer el mayor obstáculo que tenga enfrente, descifrarlo, pasarlo por encima y superarlo”.

No tiene miedo a perder, lo ve como una posibilidad que no le incomoda, y se centra en “llegar en el mejor momento físico; mental y emocional y tratar de darle fuego a toda esa gente”.

“Espero dar un buen espectáculo”, dice.

Aunque no duda que la mayor ilusión sería ganar la medalla de oro: “He ganado todos los eventos en los que he competido; en algún momento, creo que soy el competidor con mayor victoria en la historia del freestlye, son los primeros Juegos Olímpicos (en esta disciplina), no pensaba que iba a entrar”.

Pero también, más allá del logro personal, piensa en el impacto que puede tener para Venezuela: “No tenemos muchas medallas de oro. Voy a trabajar para tratar de alcanzarlo”.

EFE