Cómo tu ADN influye en tus decisiones sobre el amor

Dos desconocidos escupiendo en un tubo de ensayo no es el comienzo más tradicional para una historia de amor.

Pero, para Cheiko Mitsui, un hisopo de algodón con saliva trajo las respuestas que había estado buscando. Encontró a su pareja perfecta y estaba lista para convertirlo en su esposo.

La idea de utilizar ADN para determinar la compatibilidad entre solteros y posibles parejas es central en la trama de la serie «The One», de Netflix, y «Soulmates», de la cadena de televisión estadounidense AMC.

Sin embargo, lejos de ser un invento futurista de guionistas inspirados, la unión de parejas a través del ADN ya está ocurriendo en la vida real.

Varias plataformas ofrecen a solteros, como Cheiko, una vía rápida para encuentros con «química garantizada» y presentan a las parejas establecidas la oportunidad de probar su «compatibilidad genética».

La BBC conversó con personas que están usando su ADN en nombre del amor para averiguar si la ciencia tiene un lugar en los asuntos del corazón.

La llamada «química»

Cheiko Mitsui llevaba más de 10 años buscando el amor cuando descubrió la unión de parejas a través del ADN.

La mujer de 45 años, residente en la ciudad de Hakodate, en la isla de Hokkaido, Japón, se había divorciado a los 35 y se sentía desafortunada en el amor.

«Conocí a varias personas en fiestas, a través de amigos, y también me inscribí en una agencia para formar relaciones, pero no logré encontrar a las personas adecuadas», le cuenta a la BBC.

Más adelante, Mitsui conoció a Cheiko Date, una casamentera que afirma haber unido a 700 parejas a lo largo de 20 años.

En 2014, comenzó a trabajar con la empresa suiza GenePartner, que dice que sus pruebas genéticas pueden servir como un «complemento» a la unión de parejas, en un proceso que fue cuestionado por expertos consultados por la BBC (como explicamos más abajo).

«Es importante tener ambos lados; uno de ellos es la compatibilidad biológica o lo que llamamos química», dice la genetista Tamara Brown, una de las fundadoras de GenePartner. «La otra cara es la compatibilidad social. Ambos tienen que funcionar para que la relación sea exitosa».

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