La comida chatarra es la primera opción cuando el “hambre aprieta”

La comida rápida es de las más preferidas -en sus diferentes presentaciones- porque no todos tienen el tiempo y la disponibilidad de cocinar, especialmente, si de trabajo o diligencias ocasionan que “la calle” sea el principal escenario de movilidad.


Son muchas las razones de tomarse un “breve tiempo” para considerar la idea de comer fuera de casa, muchas veces condicionados por olores, el ruido de la fritanga, el colorido de salsas y ensaladas, o simplemente, por caer como fácil “presa” de los vendedores.


Ya a las 11:00 de la mañana, si no se ha consumido un desayuno que sustente por unas cinco horas aproximadamente después de las 7:00 a.m. (acompañado de alguna merienda a mitad de mañana), el “reloj biológico” se activa prácticamente en modo automático y se hacen presentes los borborigmos, es decir, los ruidos intestinales como consecuencia de que el estómago y el intestino están estrujando aire (para arriba y abajo) y eso resuena en el espacio vacío.

“Yo tengo que comer a las 12:00 del mediodía, pase lo que pase”, señaló Carmen Herrera, porque de lo contrario, apuntó, me da un dolor de cabeza que me dura todo el día.

La dama se encontraba en el centro de Maracay, por la calle Vargas. El digital marcaba 11:45 a.m. y ella que había hecho algunas compras, sabía que no le daría tiempo de regresar a su casa y volver. El horario de los comercios por la pandemia y la falta de transporte no le ofrecían muchas opciones. “Mejor me quedo, comeré perro caliente y seguiré con las compras; haré un pequeño abuso de esto”, argumentó.

Herrera vio un puesto ambulante y aprovechó la oferta de tres “perros” por un dólar (al cambio Bs. 3.055.214,37). “Aquí será. Es lo mejor y esto no lo hago todos los días”, refutó.

En iguales condiciones se encontraba Mariángel Pérez, habitante del municipio Francisco Linares Alcántara. “Se me hizo tarde, pero aprovecharé y comeré perros. Soy de Santa Rita, pero cada vez que vengo a Maracay me vengo para este puesto, son los mejores perros. Tiene un sabor divino, el pan suave y las salsas por cantidad”, detalló.

Pérez indicó que tiene una adicción con los “asquerositos”. “Si pudiera me comería tres o cuatro, pero no se puede abusar, es comida chatarra y eso al organismo no le hace bien”, puntualizó.

“Pero es verdad, mientras uno come más, uno quiere más. Esta comida da la sensación de bienestar, placer y relajación y ocurre más cuando se tiene ansiedad o estrés. Eso pasa mucho cuando uno sale de compras, se camina tanto que da bastante hambre, y cuando aprieta hay que comer, y yo elijo la chatarra”, afirmó.

Ronny Mora también se encontraba en el casco central de la Ciudad Jardín, realizando algunas diligencias. No tenía tiempo para llegar a su casa y la comida no estaría lista porque su esposa se encontraba fuera de la residencia. “En la casa cocina mi pareja o yo, pero ninguno está. Para no perder tiempo, me quedo aquí y como cualquier cosa. Hoy pediré hamburguesa, son dos por un dólar, y con ello, creo quedaré bien por el momento“, explicó.

Mora sabe que la comida chatarra tiene consecuencias en el organismo. “En razón a la verdad prefiero un plato tradicional, es mucho más nutritivo y saludable, pero las opciones son mínimas en estos momentos. Esto no alimenta, pero me sustentará hasta llegar a la casa”, mencionó.

Por su parte, Yasmín Sánchez fue mucho más sincera del por qué decidió comer “chatarra” y no una comida balanceada. “Me están brindando, de verdad no tenía opción. Esto no lo podía desaprovechar, una hamburguesa no es todos los días, si es por mi, lo haría todos los días. Es un platillo espectacular, no tiene desperdicio”, comentó.

Sánchez señaló que quema calorías rápido, por lo tanto considera que el “pecado de la hamburguesa” no le pasará factura. “Esto no es todos los días”, exclamó.

Adrián Mendoza si aseguró comer todos los días en la calle. “Perros o hamburguesas, no me paro en artículos, cualquiera de las dos me ayuda para no tener hambre. Es que esta comida chatarra, incluso, sale más barata. Si compras pollo a la brasa, te sale en 8$ completo o el medio en 4$, sin las hallaquitas y las salsas. Si quieres comer cachapas tienes que pagar entre 1$, 1.5$ y hasta 2 y 3$, dependiendo de su presentación. Una chicha grande en 1.5$; un barquillón 1$. Esas son las opciones”, precisó.

Mendoza expuso que la comida chatarra se caracteriza por ser alta en grasa, con azúcares de fácil y rápida absorción, e incluso, altos en sodio y bajos en fibra, pero destacó que está joven, que come por “apuros” porque siempre está en la calle. “Se que el consumo excesivo puede provocar diversas enfermedades y problemas, como el sobrepeso y obesidad, estoy flaco por el momento, hago ejercicios y creo eso me ayuda”, subrayó para iniciar el proceso de degustar su hamburguesa triple porciones, que canceló por 2$.

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fotos | JOEL ZAPATA