Féretro del Duque de Edimburgo se fabricó hace más de 30 años

La muerte del príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II desde hace más de 70 años, continúa acaparando los titulares de la prensa británica y del resto del mundo. Los restos del consorte más antiguo de Gran Bretaña, quien falleció el pasado viernes 9 de abril a sus 99 años y a poco menos de dos meses de cumplir un siglo de vida, reposan en la capilla privada dentro del Castillo de Windsor antes de su funeral, que se realizará el próximo sábado 17 de abril.

Aunque siempre insistió en que no quería grandes complicaciones cuando muriera, el servicio fúnebre de Felipe se ajusta a sus últimos deseos personales. El ataúd con sus restos será trasportado desde Windsor hasta la Capilla de San Jorge, en la parte trasera de un Land Rover descapotable hecho a medida que el propio duque de Edimburgo ayudó a diseñar.

Según la tradición real británica, el féretro del príncipe Felipe está hecho de roble inglés y revestido con plomo. Será suministrado por Leverton & Sons, la funeraria de la familia real que se remonta al siglo XVIII.

Según un informe de Daily Mail, el ataúd de Felipe se fabricó al mismo tiempo que el de la reina, hace más de 30 años. Sin embargo, se desconoce cuántos años de antigüedad tiene específicamente, ya que la empresa los heredó en 1991. Sobre la elaboración del féretro, Andrew Leverton, director de la funeraria real, indicó que “como es algo que no se puede hacer en un día o en unas pocas horas, se consideró que era importante tenerlo disponible con tiempo”.

Los ataúdes reales usan plomo como revestimiento para mantener la humedad fuera y preservar el cuerpo por más tiempo. Aunque el duque de Edimburgo algún día será enterrado junto a su esposa en la capilla conmemorativa en Frogmore Gardens, su cuerpo yacerá en la Bóveda Real hasta que ocurra la muerte de la monarca.

El jueves 15 de abril, el Palacio de Buckingham dará a conocer todos los detalles del servicio fúnebre del príncipe Felipe y la lista de invitados. Lo que se sabe hasta ahora es que a la ceremonia asistirán solo 30 personas y que Isabel II no participará en la procesión desde el Castillo de Windsor.

Su Majestad y todos los miembros de la familia real que asistan al funeral deberán usar máscaras faciales para evitar posibles contagios de Covid-19. Y se espera que los cuatros hijos de Felipe, así como sus nietos, estén presentes en el último adiós.

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