“La Sardina” habría asesinado a joven hallado debajo del elevado

Una mujer identificada en los bajos fondos como “La Sardina” habría participado aparentemente en la muerte de un joven, cuyo cadáver fue localizado por transeúntes hace una semana atrás debajo del elevado de Santa Cruz, entre los municipios Santiago Mariño y Lamas del estado Aragua.

Sitio donde arrojaron el cadáver del muchacho

Se informó que la presunta indiciada anda huyendo de la justicia y actualmente se desconoce su paradero, según la información revelada a los medios de comunicación social.

Las razones por las cuales sospechan de la muerte del joven identificado como Jesús Federico Blanco Mejías, de 22 años de edad, quien residía en la calle principal, casa número 54 de la urbanización La Herrereña en la Intercomunal Santiago Mariño, son varias.

Jesús Federico Blanco Mejías, muerto

De acuerdo a la denuncia formulada en la Base de Homicidios de San Pablo en Turmero del municipio Mariño, la ciudadana, de 23 años de edad, plenamente identificada con nombre, apellido y dirección de residencia, mantiene una relación amorosa con una persona que actualmente se encuentra privada de libertad por uno de los delitos previstos y sancionados en el Código Penal venezolano.

A pesar de esa vinculación amorosa, la mujer sostenía aparentemente oculta una relación con Blanco Mejías, quien se desempeñaba como ayudante de latonería y pintura.

Alexandra Mejías, madre de la víctima

Los familiares de la víctima presumen que el muchacho se enamoró de “La Sardina” y el 5 de marzo, día lunes, a eso de las 11:30 de la mañana le manifestó a su progenitora, Alexandra Mejías que se trasladaría a Turmero, específicamente a la urbanización Mata Caballo, a visitar a su amiga.

Ese día no regresó a su residencia, y al día siguiente, su cadáver fue localizado debajo del elevado de Santa Cruz, presentando heridas de proyectiles. Esa zona se trataría de un sitio de liberación.

Una comisión de la Base de Homicidios de San Pablo se trasladó al lugar, procediendo al levantamiento del cadáver y trasladándolo posteriormente al Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses, con sede en Caña de Azúcar del municipio Mario Briceño Iragorry.

Mientras que el cadáver del joven permanecía en las cavas de conservación de la Morgue, sus dolientes se movilizaron desde ese martes 6 de abril a diferentes sitios buscando al latonero sin ningún resultado favorable.

De tanto buscar por los comandos policiales y centros asistenciales del municipio, la señora Alexandra Mejías decidió el día lunes 12 dirigirse a la Base de Homicidios en San Pablo.

Tras varias horas durante un proceso de rendir declaraciones y comparación de evidencias físicas, la ciudadana manifestó que ese cuerpo localizado debajo del elevado correspondía a su hijo.

“Yo se que vestimenta cargaba ese día y además llevaba consigo una Biblia”, adicionó la madre, quien se mostró consternada y muy dolida por la noticia recibida.

“Mi hijo, el menor de seis, era cristiano y se congregaba en la iglesia de la Casa de Dios, ubicada en el barrio Bicentenario en la Intercomunal Turmero”, expresó.

“Mientras yo estuve buscando a mi muchacho, me trasladé a la casa de esa joven en la urbanización Mata Caballo y la madre de ella, expresó que mi hijo sí estuvo allí el día lunes 5 de abril, pero en la tardecita regresó a la casa, lo cual fue totalmente falso”, afirmó la demandante.

“Pregunté por la muchacha y sus familiares desconocen su paradero. “Sino tuviera ninguna responsabilidad en los hechos, la mujer, conocida en el barrio como “La Sardina”, daría la cara.

Al parecer, la joven tiene su marido preso y se prestaba para seguirle el juego de enamoramiento a mi hijo. Ella debe aclarar las circunstancias del homicidio, agregó.

Sin embargo, el caso está bajo averiguación de los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y habrá que esperar por el resultado de las pesquisas.

Por la forma como sucedieron los hechos, el móvil del homicidio se inclinaría a un presunto sicariato y el meollo del asunto sería un drama pasional.

LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo