Agatha Ruiz de la Prada: «La gente está despistada, lleva un año en chándal»

Aunque estén cayendo «chuzos de punta» y el momento socioeconómico no sea el mejor, Agatha Ruiz de la Prada no falta a su cita con la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM). «Estar aquí me resulta hasta romántico», dice la diseñadora quien cree que el consumidor «está completamente despistado», se ha dado cuenta de la importancia de la «ropa cómoda».

De la Prada (1960), una de las más veteranas de la industria española, ha presentado en la segunda jornada de MBFWM una colección larga, con más de 50 salidas, en la que ha imprimido su propio universo que traspasa el ámbito de la moda y que puede equipararse a grandes del diseño como Pucci, Paco Rabanne o Versace.

«El consumidor está completamente despistado, se ha dado cuenta que lo más importante es la moda cómoda, ha estado un año en chándal», explica a Efe Agatha Ruiz de la Prada.

Durante la pandemia, «hemos ordenado el armario y nos hemos dado cuenta de que se pueden reutilizar prendas o regalar, hay una menor necesidad de ropa».

La diseñadora advierte que el sector de la moda «tiene que hacer un replanteamiento mundial», al tiempo que recuerda que las tiendas físicas están desapareciendo, «ya solo se vende online».

«Antes la gente utilizaba el sábado para salir de compras, ahora se hacen todas por internet», añade la diseñadora quien reconoce que muchas firmas llevan a artistas a sus tiendas para vivir las compras como una experiencia, «algo que yo ya llevo haciendo 40 años».

«La pandemia ha marcado un antes y un después en la moda», cuenta la De la Prada, quien recuerda que cuando empezó en los años 80 la moda era la imagen de los fotógrafos; después llegó la pasión por los diseñadores.

«Hay que reinventarse, es buenísimo para la cabeza, te espabila», asegura esta creativa que augura un cambio en la moda, «todo va a ser distinto».

Ella misma también ha cambiado, «igual gano más dinero anunciando un licor, un coche o participando en un programa en horario de máxima audiencia que vendiendo camisetas», dice sin pudor.

En los 80, comenzó su carrera en un sótano situado en la calle Marqués de Riscal, en plena Movida Madrileña, una época en la que, como si fuera una visionaria, comenzó a hablar de ecología en la moda. «Gracias a Dios ya todo el mundo habla de sostenibilidad y democratización».

«Este año he tenido mucho tiempo para hacer la colección», cuenta la diseñadora quien dice estar «casi aburrida», nunca ha estado tanto tiempo sin montar desfiles, «lo normal era hacer unos 70 al año por todo el mundo».

Cuajada de flores, estrellas y corazones, esta creativa ha subido a la pasarela una colección colorista y dinámica, prendas «agathizadas», añade.

Asegura que la colección que le robaron el pasado mes de septiembre «jamás apareció, los ladrones debieron asustarse con tanto revuelo y la debieron enterrar», cuenta con humor.

Dice que la moda española se conoce en el mundo «gracias a Inditex» y considera que el concepto de moda lenta es un valor en alza: «He hecho vestidos con tejidos que compré a la firma DelPozo y volaban en la tienda como panecillos calientes».

EFE