Me gusta que sientan en mi Obra: Silencio y Armonía

Iván Romero nace en San Félix, estado Bolívar en el año 1973, estudio de la Escuela de Artes Plásticas de San Cristóbal, cursó Diseño Gráfico y se formó académicamente en la Universidad Armando Reverón, de donde sale egresado como licenciado en artes plásticas, mención pintura.

Ha participado en importantes exposiciones individuales y colectivas, de igual forma, ha obtenido varios reconocimientos en el devenir de su carrera artística.

El trabajo de Iván Romero, es el resultado de una indagación permanente sobre su interés en la naturaleza a través de las abstracciones gestuales del paisaje con un criterio estético, que forman parte de sus experiencias y sensaciones de la búsqueda en su interior del hacer creativo y lo transciende también, desde las emociones en sus telas.

Sus obras remiten a la espiritualidad, el misticismo, la serenidad, la paz, en los que el artista irrumpe “la armonía en la contemplación de los elementos naturales que permiten la tranquilidad, el sosiego y la meditación en su trabajo”.

El artista Iván Romero, desarrolla su trabajo con una profunda carga interior que lo convierten en un creador, con una obra sublime, poética, con veladuras y transparencias fugases, él va evocando las formas, los paisajes y los lugares visitados para plasmar en sus piezas todo aquello que está acumulado en su memoria y en sus experiencias del taller.

Es muy importante tener en cuenta que en la pintura de Iván Romero la presencia de la naturaleza no consiste en la simple representación de un paisaje; por el contrario, el trabajo se aleja de tal clasificación, y la naturaleza adviene como esfuerzo estético y espiritual.

ENTREVISTA

YR: ¿Qué motiva a Iván Romero desde su juventud a vincularse con la estética, y más nunca detener tan prolífica carrera en las artes?

IVR: Una de mis primeras influencias fue mi madre, ella pintaba marinas y otros paisajes e imagino que eso quedó guardado en mi subconsciente. En mi adolescencia mi padre me impulsó a estudiar un bachillerato en humanidades mención arte y desde entonces me enamoré de la carrera.

YR: Tus pinturas son frescas nada rigurosas, y queda siempre la imaginación abierta para el espectador, ante esas brumas que amalgaman los trazos y la paleta en tus obras, ¿Cuéntame, ¿Qué hace Iván Romero para que su propuesta sea tan desenfadada , no abigarrada?

IVR: Normalmente mi trabajo parte de la observación y la vivencia en el paisaje natural, en él, suelo conectarme a través de procesos de meditación con los cuales me cargo de esas sensaciones y energías sutiles que luego en mi taller se transforman en pintura.

 YR: ¿Cómo vives el paisaje?

IVR: Tanto el paisaje macro, como el micropaisaje son manifestaciones de la divinidad y están cargados de vida, su energía es muy alta y en general es energía sanadora, yo intento absorberla con todos los sentidos e intento fundirme y dejar que mi conciencia se haga una con el paisaje.

YR: ¿Cómo es el proceso de tu trabajo con la obra, luego de preparar la tela, con acrílicos y pigmentos?

IVR: Suelo trabajar en telas crudas, especialmente de lino o algodón, diluyendo los acrílicos para que el tinte penetre las fibras de la tela, me gusta darle esa libertad de desplazamiento al color y voy sumando capas sobre capas y en el proceso voy descubriendo la pincelada, el gesto, la mancha que la obra necesita para concretarse.

YR: ¿Qué sientes cuándo estas frente una tela en blanco, me podrías definir ese mágico momento?

IVR: Es todo un reto dar la primera pincelada, porque de ella depende toda la obra, ese primer gesto conduce el desarrollo de la misma y a veces me quedo en silencio solo observando la tela, intentando sentir más que pensar, como concentrado la energía en la mano. Camino alrededor de la misma, mientras en una mano sostengo la tapara con la pintura diluida y con el pincel en la otra revuelvo y revuelvo hasta que encuentro el momento justo y perfecto para dar esa primera pincelada. Es todo un ritual.

YR: ¿Qué representa para Iván Romero “un paisaje”, y si con tus vivencias puedes reconocer uno, o se puede desde lo simbólico o desde el gesto reconocer situaciones de la naturaleza?

IVR: Creo que cada artista va desarrollando su propia técnica en la medida que desarrolla su oficio, yo suelo dedicar muchas horas al taller y esto trae como consecuencia que uno aprende a conocer el material, a encontrar el grado perfecto de dilución, a saber cuánto cargas de pintura al pincel, a entender la fuerza o la sutileza con la que debes dar la pincelada, todo esto llega el momento en que sólo se hace, sin necesidad de pensarlo, es así como yo construyo la obra.

Hay siempre en mi pintura una carga de signos, y aunque es abstracta, el observador suele decodificarlos y conectarse con mi intensión y armar en su mente su propio paisaje.

YR: ¿Cómo manejas la memoria en tu caso como artista, qué te sugiere la misma desde los lugares, emociones o efectos cromáticos?

IVR: Digamos que la memoria es un tamiz por el que pasan un conglomerado de situaciones que se desdibujan, que se desmaterializan y luego en mi taller pintando, se reunifican solo los elementos más sutiles o más simbólicos que han impregnado mi conciencia.

YR: Has estado inmerso en un páramo de los Andes venezolanos o navegando a través del lago de Maracaibo, ¿Cómo almacenas todas esas vivencias para luego llevarla a las telas?

IVR: En mi proceso pictórico se evocan distintas situaciones vividas u observadas en el paisaje natural que se han ido aglomerando en mi memoria y en mi experiencia de taller, suele pasar que aunque esté desarrollando un tema nuevo, una serie nueva, aparecen en la pintura elementos o recursos utilizados con anterioridad, es así como toda experiencia sensibilizante se acumula en mi gaveta mental y puede reaparecer en la pintura de distintos momentos.

YR: ¿Cómo haces para hilvanar cada detalle con tanta sutileza en el ambiente, y luego hacerlas sentir de forma tan sensible y amorosa en tu trabajo, dejando ver esas maravillosas veladuras que enamoran tanto a los espectadores?

IVR: La receta en sencilla, siempre trabajo desde estados mediáticos, desde la conexión con mi ser íntimo y a su vez con el proceso que estoy desarrollando, me tomo todo el tiempo que sea necesario para cada pincelada, para cada mancha, no trabajo apurado y en especial trabajo en silencio absoluto o a lo sumo pongo de fondo a sonar algunos mantras que me ayuden a conectar. En fin, la pintura es un proceso espiritual y por tanto amoroso y eso se trasmite a la tela y de la tela al observador.

YR: En tu trabajo evocas la paz, la tranquilidad y tu relación con lo bello de lo etéreo, lo inmaterial del espíritu, ¿Cómo diferencias, si es desde tu espíritu o es el de la naturaleza?

IVR: intento que los dos se fundan, pues aunque de la naturaleza puedo extraer y sintetizar formas, colores y conceptos, lo más importante realmente es ese estado de plenitud y conexión que logro en ella y que traigo al taller.

YR: ¿Cuándo te ocurre un accidente azaroso trabajando tus obras desde lo estético, ¿Cómo lo resuelves?

IVR: El accidente generalmente enriquece la obra, yo lo incorporo, lo aprovecho, una mancha no planificada puede dar un giro al desarrollo de la pintura.

YR: Tu pintura es como una serie de gestos y colores combinados de forma equilibrada, y a través de ellas logras trasmitir al espectador momentos de paz y sosiego, un gran estado de armonía, ¿Cuéntame Iván, permaneces en ese estado, o te sumerges en él cuándo estas frente a la tela?

IVR: Como todos, yo también vivo las circunstancias del día a día en un país como el nuestro con una realidad tan dura como la que vivimos los venezolanos y aunque quisiera permanecer en estado zen es difícil, sin embargo, siempre intento mantenerme optimista y positivo y hacer foco solo en lo bueno, lo bello y lo posible, más cuando llego a mi taller a trabajar, cruzo el umbral y todas las circunstancias que no pertenecen al arte se quedan afuera. Por ello medito antes de empezar a trabajar para encontrar la conexión necesaria y no intoxicar a la obra.

YR: ¿Háblame de la influencia en tu investigación visual de la Filosofía budista y los procesos de meditación?

IVR: No soy devoto ni religioso practicante, pero el budismo como filosofía de vida traza sendas de armonía, de respeto, de paz interior, de convivencia, de elevación e iluminación del espíritu humano y todo ello aplicado a la vida y a la obra da como resultado un trabajo armónico y bello y me interesa trasmitir eso, que el espectador frente a mi obra se olvide del mundo por un momento y encuentre silencio y armonía; estas son situaciones sanadoras.

YR: Eres diseñador gráfico, lo que te ha permitido ser docente en varios Instituto a nivel nacional, ¿Sigues haciendo esa labor, o solo lo utilizas para mercadear o dar a conocer tu trabajo, Y Cómo ha sido esa hermosa experiencia de docente, desde tu ama de artista enseñando a diseñar?

IVR: Por algunos años di clases de diseño en distintos Institutos, pero las circunstancias a veces no te permiten cubrir varios frentes y mi taller cada vez más me exige atención y dedicación, por lo que me fui alejando de la docencia. En aquellas experiencias siempre influí en mis estudiantes para que diseñaran de manera efectiva pero sin descuidar lo estético, forma y función de la mano para crear un buen diseño.

Con el paso de los años me he concentrado solo en mi producción y las herramientas del diseño gráfico aportan mucho, son fundamentales para mi obra.

YR: Inauguraste esta pasada semana una excelente muestra en la Galería Torremonte del Hatillo, ¿Cómo ha sido la recepción del público en tiempos de Pandemia?

IVR: Te puedo comentar que esta ha sido una hermosa y exitosa experiencia, el encierro total a causa de la pandemia me permitió dedicar muchas más horas de trabajo a la producción de esta exposición, tuve casi un año para desarrollarla y de allí que el resultado ha sido óptimo, al punto de superar las expectativas tanto con las pinturas y esculturas que estoy mostrando como con la organización de la exhibición en la galería Torremonte del Hatillo, con quienes estoy profundamente agradecido ya que han dado el todo por el todo para lograr que esta muestra sea de alto nivel. El público como siempre ha respondido maravillosamente, tanto en redes como quienes han visitado la sala y logras ver en sus rostros esa sonrisa que te indica su conexión con las obras.

YR: Esta es una pregunta ya de rutina, casi una encuesta, ¿Tú como artista, te quedas solo con lo virtual, o apuestas más a lo presencial?

IVR: Creo profundamente en que hay que adaptarse a los tiempos y también creo que las dos formas pueden coexistir en equilibrio perfecto. En mi caso los espacios virtuales me han permitido llegar con la obra a lugares recónditos del planeta, sin fronteras y sin límites y esto es muy positivo, pero también amo las salas de una galería, de un museo y el pararse frente a las obras a disfrutar de cada detalle, eso no tiene precio.

YR: Hay una inquietud que me asalta desde hace tiempo en relación a tus obras escultóricas, he investigado sobre tus piezas en el espacio público, inclusive, una en San Cristóbal, estado Táchira, abordando el tema de La Paz, ¿Pero no es un trabajo prolífico en tu desarrollo estético, o eres más silencioso con esa propuesta?

IVR: En general mi producción escultórica es de menor cantidad en comparación con mi pintura por cuestiones de espacio y almacenamiento, pero las desarrollo con el mismo amor y la misma entrega. La temática generalmente es la misma que en la pintura, en mi escultura se concretan todos los conceptos que abordo al pintar. La obra monumento a La Paz de San Cristóbal, es una escultura hecha por encargo para el espacio público en la que debía desarrollar el concepto, pero además me encantó la idea de hacerla, ya que la misma fue instalada en un espacio donde otrora habían elementos bélicos entre ellos un tanque de guerra y tuve el placer de transformar el entorno. Sin embargo, me entristece un poco que la obra ha sido desmantelada, saqueada, agredida y transformada, no sólo por el vandalismo, sino también por el estado, recientemente le hicieron una intervención no consultada y la pintaron de colores grises y negros y la llenaron de dibujos mal hechos con lo cual han alterado por completo su Concepción, incluso, violando todos los derechos de autor.

YDELISA RINCÒN GONZÀLEZ/EL SIGLO.