Venta de arte en París se disparó durante la ocupación nazi

La venta de obras de arte en París, muchas de esas piezas gracias a las incautaciones a judíos, se disparó entre 1941 y 1943 durante la ocupación nazi en Francia, un periodo sobre el que todavía hay “muchas lagunas”, explicaron este miércoles especialistas del mundo del arte.

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El Museo del Louvre de París organizó un coloquio para presentar los primeros resultados sobre las adquisiciones de esta institución en el turbulento período de 1933 a 1945, una fase que incluye la ocupación nazi en Francia (1940-1944).

Alexandre Giquello, presidente del consejo de administración de la prestigiosa casa de subastas Drouot, reconoció su sorpresa cuando descubrió el gráfico de ventas de objetos de arte documentadas por la institución entre 1910 y 1970.

Mientras en los años de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el volumen de ventas fue casi nulo en Drouot, los primeros años de la ocupación nazi en Francia supusieron un salto inédito.

En 1941 la curva ascendente llegó a unas 300 operaciones, más que triplicando el número de los años anteriores, hasta alcanzar su cenit en 1942 y 1943, con 516 y 505 operaciones, respectivamente.

“Drouot fue el centro del mundo del arte durante años. No hay que dar la espalda a la historia, incluso a la más sombría, hay que afrontarla, no reescribirla”, reconoció Giquello.

El director explicó que muchas de estas obras se vendían en los bajos de la casa de subastas, donde se celebraban ventas judiciales, en muchos casos de objetos perteneciente a miembros de la comunidad judía.

Giquello explicó que en este tipo de ventas había un juez y un representante administrativo. Los judíos no podían estar presentes en estas subastas.

La procedencia de los bienes culturales expoliados en Francia por los nazis ha sido objeto del interés del Gobierno, que creó en 2019 un servicio destinado a identificar las obras confiscadas entre 1933 y 1945 durante las persecuciones antisemitas.

Su director, David Zivie, explicó que se están acelerando las acciones para dilucidar el origen de las obras y poder saber si fueron expoliadas y, en ese caso, restaurarlas a sus herederos.

“Es un trabajo largo y lento”, reconoció Zivie, quien puso como ejemplo que solamente en Alemania se recuperaron unas 2.000 obras de arte después de la II Guerra Mundial, más unos 15.000 libros.

Xavier Salmon, director del departamento de Artes gráficas del Louvre, y la investigadora Inès Rotermund-Reynard, especialista en el mercado del arte durante la ocupación, alertaron de “las lagunas” y “los agujeros” a las que se enfrentan para determinar el origen de las obras por falta de documentación.

Salmon citó una obra de origen difuso: el cuadro de Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569) titulado “Peintre à son chevalet”, mientras Sébastien Allard, director del departamento de pinturas del Louvre, mencionó otras dos obras pictóricas también de procedencia sospechosa, todas en el mismo museo.

Una del francés Lubin Baugin (1610-1663), “Nature morte à l’échiquier”, y otra del italiano Franceso Treviasani (1656-1746), “La famille de Darius aux pieds d’Alexandre”.

Para Allard, es esencial formar a especialistas en la trazabilidad de obras de arte.

“Un buen historiador de arte no tiene por qué ser un buen buscador de la procedencia de obras, y viceversa. Hace falta ese tipo de profesional (especialistas en trazabilidad) que tengan buenos contactos”, concluyó.

EFE