«Maracay me ha dado tanto que le debo todo»

«Maracay me ha dado tanto, que le debo todo, y en ella me reconcilio diariamente con Dios, con mi familia, con mis amigos, con el arte, con la gente y con las personas de mis afectos y con la cotidianidad, en ella me quedaré para siempre y estaré hasta el último suspiro de mi vida».


El próximo viernes 5 de marzo, Maracay celebra sus 320 años de su fundación. Sobre la creación de la ciudad de Maracay se han tejido muchas historias, pero la gran mayoría de los autores coinciden en que la cumpleañera de esta semana, nuestra amada ciudad de Maracay, aparte de la Catedral, Casa del Marqués de Casa León, el patrimonio cultural edificado de Maracay tiene su máxima expresión en la obra del Gobierno del General Juan Vicente Gómez, quien se acercó a los mejores arquitectos del momento: Carlos Raúl Villanueva y Malausena, así como a otros reconocidos ingenieros para dejarnos, según los entendidos, la única ciudad planificada en Venezuela de comienzos del siglo pasado.


Maracay cuenta con un clima cálido, que representa la personalidad de su gente, amigable. A pocas horas de la ciudad se encuentran las costas aragüeñas: Choroní y Ocumare, unos de los destinos turísticos favoritos por los venezolanos.


Gómez, en su ilusión de cambiar la mirada de la ciudad, se enamora en hacer vivible a la Maracay de la época, así se construye la plaza más grande de Latinoamérica: la Plaza Bolívar, que además está cercana al Teatro de la Ópera.


La belleza de la Maracay del pasado se quedaba en los corazones de las personas que la visitaban y también ha sido la musa de innumerables poemas y canciones que artistas venezolanos han dedicado con amor.


El origen del nombre de la «Ciudad Jardín», según algunas fuentes, viene de la palabra caribe «maracayá», que designa a un felino que habitaba dichas tierras y que posteriormente le daría el nombre a un cacique.

SU FUNDACIÓN

La ciudad fue fundada como la vicefeligresía de la parroquia de San José de Maracay el 5 de marzo de 1701, día que el obispo de Caracas, Diego de Baños y Sotomayor, concedió dicho estado religioso.

De esta manera, Maracay fue declarada como parroquia, por lo que no era considerada ni una ciudad ni un pueblo. Aunque otras fuentes aseguran que fue Andrés Pérez Almarza quien fundó la ciudad en el año 1697.

ÉPOCA CONTEMPORÀNEA

Luego del fallecimiento de Gómez, Maracay se fue posicionando como ciudad de la aviación en Venezuela, y continuó siendo mirada por diversas organizaciones y emprendedores arriesgados, teniendo un nuevo auge en los años 50, con la llegada de familias de italianos, españoles, árabes y portugueses, que dejaron sus costumbres, gastronomía y acentos en la región. En las siguientes décadas, Maracay tuvo una importancia en el área comercial, por su cercanía con la capital del país.

EL ESPACIO PÚBLICO HABITABLE

El espacio público tiene un importante papel como transmisor ideológico, en él se construyen sociedades y se conforman las normas que las rigen, se erigen liderazgos y se producen intercambios económicos; transformaciones que obligan a la re-semantización del mismo.

En la ciudad actual de repente aparecen y se aprecian en el propio abandono algunos de los espacios; muchos de aquellos, de personas que partieron en esta diáspora de dolores fuertes, que tuvieron que abandonar sus hogares, apareciendo una gran cantidad de propiedades que hoy duermen en sus calles, como espacios abandonados que se vuelven invisibles para algunos y hogares temporales para otros.

Considerando esta lamentable realidad, en lo personal quisiera proponer una narrativa distribuida como una museografía, como si fuera una exposición, donde todos estos hitos puedan converger con la experiencia de visibilizar aquello que se ha vuelto invisible a la mirada de todos, porque nos ocupan otros intereses.

Las ciudades se deben convertir en lugares vivibles, y lo que supone sentirlas, pensarlas, vivirlas y transformarlas desde el sostenimiento de la vida

EL ESPACIO URBANO AL SERVICIO DEL ARTE

En la década de los setenta, la crisis que vivió el arte se manifestó en la recuperación instrumental o procesual de ciertos rasgos característicos de las disciplinas artísticas, pero ubicados, en el contexto de aquellos años; es decir, en el momento en que la ciudad se convirtió en el soporte prioritario de las nuevas propuestas.

Los artistas tomaron el espacio urbano como lugar de pensamiento y producción artística, realizando obras que iban más allá del espacio museísticos para convertir a la ciudad en un gran movimiento de placer amalgamado con la felicidad y el bienestar que nos produce el estar cerca de las manifestaciones culturales, todo eso se vivió en nuestra ciudad maracayera, había un contacto directo con el público y una vida plena de colores, trazos, cuerpos, volúmenes por todas partes y a la mano del transeúnte más sencillo de la cotidianidad.

LAS INSTITUCIONES COMO LUGARES HABITABLES PARA El ARTE

Posteriormente, en la década de los años 90, luego de haber experimentado esas maravillosas experiencias de lo desarrollado en el espacio Urbano, la Ciudad se trasformó en una de las más importantes por su auge cultural, con las instituciones en su mejor esplendor, donde las diversas expresiones de las artes y la cultura eran el atractivo, no solo de quienes hacíamos vida en ella, sino de aquellos que nos visitaban con orgullo, porque Maracay era hermosamente vivible y humana.

LAS CIUDADES LE PERTENECEN A SUS HABITANTES

La ciudad no es un territorio exclusivo de algunas personas que deciden cómo destruirla o embellecerla, la ciudad es de quienes la amamos, la caminamos, la sentimos en el corazón que palpita al ritmo de su vida cotidiana.

Las ciudades han sido desde siempre el espacio de lo impredecible, es la posibilidad de la realización de las personas, es la coexistencia de la memoria y el cambio, con su juego de lo que no sabemos, es aquel espacio que a veces nos perturba pero al mismo tiempo nos fascina.

Pero también, está esa incertidumbre de lo que va despareciendo ante la mirada de quienes la habitamos, porque con los lugares que dejan la historia ocurre lo lamentable y empiezan a deteriorarse en las neuronas que guardan nuestros recuerdos de lo vivido; hay quienes afirman que la nostalgia por lo vivido no existe, en mi caso pienso lo contrario.

La ciudad de Maracay, además de tener la cualidad de ser memorable por su pasado, lleva implícito un tejido humano, una historia cálida de su gente y de sus artistas, unas relaciones de poder y aporta al ciudadano mucho más que unas simples circunstancias espaciales, arquitectónicas o perceptivas.

NOSTALGIA POR LA MARACAY QUE HE DISFRUTADO


Siento una gran nostalgia por la Maracay que yo he disfrutado, en la que he dejado mi esfuerzo y mi cariño, pero también la que me ha permitido ser y crecer como profesional y como ser humano, y sentir y vivir las experiencias más hermosas de mi existencia, cuyos recuerdos atesoro en mi piel y en mi alma como un tatuaje de los amores que fueron, y siguen siendo, porque ella es mi pedacito de vida donde amanezco y anochezco.

HOY TE FELICITO MARACAY DE MIS AMORES.

Maracay me ha dado tanto, que le debo todo, y en ella me reconcilio diariamente con Dios, con mi familia, con mis amigos, con el arte, con la gente y con las personas de mis afectos y con la cotidianidad, en ella me quedaré para siempre y estaré hasta el último suspiro de mi vida.

Hoy te felicito, Amada Maracay, porque el próximo viernes 5 de Marzo estarás celebrando tus 320 años, te regalo mi amor y mi trabajo, estando siempre de pie cada día hasta el último suspiro, con el compromiso de aportar desde mi esencia de mujer sensible, lo mejor de mí para el fortalecimiento de las artes, y seguir contribuyendo con tu desarrollo y con el crecimiento espiritual de tus ciudadanos, y solo pediría que te puedan remozar como espacio público, que te hagan más vivible, que recuperen las Instituciones Culturales, para volver a sentirlas, caminarlas, habitarlas y pensarlas, desde nuestras propias emociones, y desde las Artes y la Cultura.

Y como decía el poeta Aníbal Paridisi: «No basta la riqueza, no es suficiente el poderío financiero y comercial, ni es apto el abultado número de habitantes para que un pueblo sea ciudad.

Todos esos factores son sin duda necesarios y propicios, pero no son bastantes sin el factor espiritual, sin el elemento anímico de la historia, la tradición y la cultura, en una palabra. Sin lo que Rodó considera el Alma de la Ciudad».

Aníbal Paradisi. Las Calles de mi pueblo.

YDELISA RINCÒN GONZÀLEZ /EL SIGLO.