RDC está siempre en riesgo de brotes de ébola por su ecosistema, dice experto

 La República Democrática del Congo (RDC) confía en poder poner fin pronto al nuevo brote de ébola detectado en el noreste del país, gracias a la vigilancia y la vacunación, si bien el líder de la respuesta contra la enfermedad señaló a Efe que el país, por su ecosistema, siempre está en riesgo de epidemias.

“Con la experiencia y los medios de los que disponemos en términos de vacunas, y confiados por el apoyo de nuestros socios, vamos a sofocar rápidamente esta epidemia”, aseveró este miércoles en conversación telefónica con Efe Steve Ahuka, coordinador de la respuesta congoleña contra el ébola.

De acuerdo a este experto, el resurgimiento constante de la enfermedad en el país africano está relacionado con su “contexto ecológico particular”, de grandes extensiones forestales y selváticas, en el que viven animales que pueden transmitir la enfermedad “en cualquier momento”.

A ello se une la facilidad de transmisión entre la población.”El riesgo es permanente”, admitió.

Las alarmas de este nuevo brote saltaron el pasado domingo en la provincia de Kivu del Norte, región que ya fue el epicentro de la décima epidemia de ébola de la historia de la RDC, entre agosto de 2018 y junio de 2020, y que fue la más grave registrada por el país, con 2.280 fallecidos.

Allí, en la localidad de Biena, ubicada en el territorio de Lubero, se detectó a una persona enferma que falleció dos días después en la ciudad de Butembo.

El 8 de febrero se confirmó que se trataba de un caso de ébola, enfermedad que se transmite por contacto directo con la sangre y los fluidos corporales de personas o animales infectados y cuya fiebre hemorrágica puede alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si los enfermos no son tratados.

El anuncio se produjo menos de tres meses después de que la RDC anunciara el fin del undécimo brote de ébola de su historia, en la provincia occidental de Ecuador y que acabó con la vida de 55 personas.

LOS TIEMPOS ENTRE BROTES, CADA VEZ MÁS CORTOS

Con la experiencia del control de las epidemias previas y los esfuerzos de vacunación de la población ya realizados para los brotes anteriores (en particular, con la ya aprobada en 2019 en Estados Unidos rVSV-ZEBOV), RDC es optimista sobre las opciones de controlar este nuevo brote.

Pero Ahuka recalcó que debe haber constante vigilancia por los altos riesgos de resurgimiento de la enfermedad.

“En el estado actual no podemos hablar de una epidemia endémica, simplemente porque no responde a esa definición. Lo que notamos es que hay un acortamiento. Los tiempos entre las dos epidemias son breves, acortados, lo que nos obliga a fortalecer la vigilancia. Y hasta ahora, este seguimiento funciona muy bien”, aseguró.

Para atajar el nuevo brote de Kivu del Norte, Ahuka prometió trabajar con las comunidades locales, ya que en el caso del anterior que vivió la zona, la respuesta se vio dificultada por la desconfianza social y por la violencia de las decenas de grupos armados que operan en la zona.

La epidemia de 2018-2020 no solo fue la peor de la historia de la de la RDC, sino también la segunda más grave del mundo, superada solo por la que asoló África occidental de 2014 a 2016, en la que murieron 11.300 personas y hubo más de 28.500 casos, aunque esas cifras -según la OMS- pueden ser más altas.