Dos muertes reabren el debate sobre la explotación en las tecnológicas chinas

La muerte de dos empleados del gigante del comercio electrónico Pinduoduo, supuestamente relacionada con el estrés y el exceso de trabajo, ha reabierto en China el debate sobre la explotación en un sector cuyos líderes defienden con orgullo los interminables horarios laborales.

Dos muertes reabren el debate sobre la explotación en las tecnológicas chinas

Las redes sociales e incluso la prensa oficial han tratado profusamente la polémica, comenzada el 29 de diciembre con el fallecimiento repentino de una empleada de Pinduoduo de solo 22 años que se desplomó cuando volvía a casa junto a sus compañeros de trabajo.

Poco después, el 9 de enero, otro trabajador de la compañía se suicidó tras regresar a su ciudad natal tan solo un día después de haber pedido un permiso a su jefe sin alegar ninguna razón concreta.

En respuesta, Pinduoduo anunció la creación de un grupo de trabajo y la apertura de un canal interno para “dar apoyo psicológico y servicios de consulta” ante emergencias.

HORAS EXTRA ILEGALES

Según las leyes chinas, los empleados deben trabajar 8 horas al día con un máximo de 36 horas extra cada mes, lo que sitúa el límite legal en unas 196 horas mensuales.

“Si contamos 11 horas de trabajo cada día, el total mensual se elevaría a 264, un 35 % más del límite legal. A menudo se pide a los empleados de Pinduoduo que trabajen 300 horas al mes, en ocasiones hasta 380 horas, lo que excede los límites en un 53 % y un 94 %, respectivamente”, explica a Efe Jack Qiu, profesor de Comunicación de la Universidad Nacional de Singapur y experto en asuntos relativos al trabajo en el sector digital.

En un comunicado, la compañía niega que exija esos horarios y asegura que se trata de “falsos rumores” impulsados por un trabajador que fue despedido por “publicar repetidamente comentarios malintencionados y extremos” en redes sociales.

Aunque las dos muertes se han producido en el seno de Pinduoduo, en otras empresas del sector también predominan los horarios “996”: de 9 de la mañana a 9 de la noche, 6 días a la semana.

El origen del “996” tiene sus raíces a finales de los 90 y principios de los 2000, cuando los jóvenes empleados de las tecnológicas emergentes “sentían que eran emprendedores”, explica Qiu, por lo que “trabajaban sin descanso para conseguir beneficios económicos considerables a un par de años vista”.

Sin embargo, con el tiempo, los ahora gigantes tecnológicos se hicieron “mucho más grandes, más explotadores e incluso despóticos”, negando a los empleados el sueño de ser tan ricos como sus jefes.

“DEL ‘996’ A LA UCI”

Lejos de tratar de ocultarlo, algunos de los grandes líderes del sector tecnológico defienden el “996”: el multimillonario fundador del gigante del comercio electrónico Alibaba, Jack Ma, afirmó en 2019 que es una “bendición”.

“Si te unes a Alibaba, deberías estar preparado para trabajar 12 horas al día. Si no, ¿por qué vienes a Alibaba? No necesitamos a aquellos que trabajan 8 horas cómodamente”, dijo entonces el empresario, según la transcripción de una reunión interna publicada por el propio conglomerado.

Las declaraciones de Ma se produjeron poco después de que se hiciera viral el lema de la plataforma colaborativa para programadores GitHub “Si sigues haciendo horarios ‘996’, acabarás en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos)”, que acumula más de 255.000 me gusta.

En él no solo se critica a empresarios que defienden la decisión de imponer el “996” sino también al fundador de JD -principal rival de Alibaba y Pinduoduo-, Richard Liu, quien prometió que nunca obligaría a cumplir esos horarios mientras se filtraban supuestas listas de departamentos que miden a los empleados por el número de horas extra realizadas.

Con todo esto, ¿es posible un escenario alternativo en el que las tecnológicas dejen de lado los interminables horarios pero sigan creciendo? El profesor Qiu opina que no: “Su rápido crecimiento depende de planes de trabajo basados en la explotación. (…) Para seguir creciendo como en el pasado, estas empresas probablemente querrán insistir en ellos”.

“Pero esto es cada vez menos probable -matiza- debido a la resistencia por parte de los trabajadores, la presión de la opinión pública y las intervenciones del Gobierno”.

PEKÍN, CONTRA LAS TECNOLÓGICAS

En Weibo, el equivalente chino de Twitter, numerosos usuarios recordaron estas últimas semanas la serie de suicidios entre 2010 y 2012 en fábricas de la taiwanesa Foxconn -conocida internacionalmente por ensamblar el iPhone y otros productos de Apple-, supuestamente debido a los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo.

Algunos usuarios se preguntan por qué el “996” es considerado como algo normal, otros piden reforzar la legislación laboral porque “si no, las empresas no tendrán miedo a los trabajadores”, y también hay quien apoya esos horarios: “Si no te gusta, cambia de trabajo. ¿Por qué China puede convertirse en la economía más grande del mundo? Porque la generación de nuestros padres trabajaba casi todo el día”.

La prensa oficial, fuertemente controlada por Pekín, también se ha mojado con artículos y editoriales en los que se ponen del lado de los empleados ante las “violaciones” de las leyes laborales y el “daño social” que estas causan, y exigen a las empresas que busquen formas de mejorar la eficiencia en lugar de apostar por los largos horarios de trabajo.

La postura de los medios estatales y la permisividad de los censores, según el profesor Qiu, recuerda a cuando hace una década Pekín permitió que circulasen imágenes de una huelga de trabajadores de Honda para “abochornar” a las empresas japonesas, una estrategia que ahora se repetiría con las grandes tecnológicas, contra las que el Gobierno parece haber iniciado una campaña.

“Permitir que se debata ampliamente sobre esas dos trágicas muertes es una forma de abochornar a Pinduoduo, a la que también se ha criticado por otros asuntos como el uso antiético de la inteligencia artificial para maximizar sus beneficios”, explica.

Ahora bien, la otra cara de la moneda es que el Gobierno, que suele relajar el control sobre el cumplimiento de las leyes laborales cuando la economía no va del todo bien, tendrá que reforzar ese control “al menos de manera temporal”.

“Todavía queda por ver -sentencia Qiu- hasta qué punto y durante cuánto tiempo”.

EFE