Los zifios se sumergen más de 1.000 metros para cazar de forma individual

Los zifios de Blainville (Mesoplodon densirostris) y de Cuvier (Ziphius cavirostris) viven en pequeños grupos sociales que se sumergen de forma sincrónica para cazar individualmente y alimentarse en la oscuridad a más de 1.000 metros de profundidad, lo que podría derivar en competencia entre individuos del mismo grupo.

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Esta es la conclusión de un estudio sobre estos cetáceos liderado por la Universidad de La Laguna (en la isla de Tenerife, archipiélago español de las Canarias) en el que también han participado investigadores de Dinamarca, el Reino Unido y Nueva Zelanda y que ha sido publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B.

Los investigadores utilizaron técnicas de marcaje (biologging), para lo que colocaron marcas adheridas con ventosas en zifios de Blainville en la isla canaria de El Hierro y zifios de Cuvier en el Mar de Liguria (Mediterráneo), según un comunicado de la Universidad de La Laguna.

De este modo se ha descubierto que los zifios de un mismo grupo se sumergen de forma sincrónica, pero se separan en profundidad cuando van a cazar utilizando la llamada ecolocalización, lo que reduce la competencia por la captura de presas entre animales del mismo grupo.

Durante esta alimentación independiente, los zifios del mismo grupo pueden escucharse entre sí y sus chasquidos de ecolocalización o clics que usan para detectar y capturar a sus presas actúan, al mismo tiempo, como balizas acústicas para mantener la coordinación del grupo.

Esto facilita que, antes de comenzar su ascenso a superficie, puedan reunirse y emerger como un grupo compacto, con los beneficios antidepredadores que ello conlleva y que ya han sido publicados en una investigación liderada por la Universidad de La Laguna, indica la nota.

Los zifios estudiados no varían su comportamiento acústico en respuesta al tamaño del grupo o la cercanía de otros congéneres mientras se alimentan.

Todo ello sugiere que estos animales viven en equilibrio, de forma que cuando se alimentan en profundidad lo hacen independientemente, sin sufrir interferencias acústicas y sin usar la información de los ecos de las presas provocados por sus congéneres.

Pero al mantenerse en grupos coordinados el resto del tiempo pueden seguir beneficiándose de las ventajas de la vida en comunidad, como las ganancias reproductivas o la reducción del riesgo de depredación, añade el comunicado.