Victorianos participaron de una hermosa cena de amor

Con los tiempos difíciles que ha vivido el mundo y Venezuela en los últimos años, la labor de las organizaciones humanitarias no gubernamentales han sido de vital importancia, donde muchas veces el trabajo desinteresado de estas ONG´s ha ayudado a personas necesitadas a sobrevivir en medio de la crisis.

cena de amor

En este sentido, en el eje Este una de estas fundaciones que lleva esta loable labor es la organización cristiano-evangélica denominada Ministerio Comunicacional, Educacional y Evangelístico “Con Visión de Reino”, cuya sede se encuentra en la ciudad de La Victoria, capital del municipio José Félix Ribas, la misma que desde hace 10 años viene desarrollando un hermoso programa denominado “Gran Cena de Amor” y que es descrito por las coordinadoras administrativa y médico-asistencial de la referida institución, Yolaima Salomón de López y la Dra. Simone López Salomón respectivamente, como un forma de llevar alegría a estas personas tan vulnerables y que necesitan tanto de la mano de Dios como del prójimo.

La Cena de Amor, es una actividad que surge de un sueño que en el año 2011 puso Dios en el corazón de nuestra familia. Al principio estaba dirigida a atender a personas en condición de calle, a ellos todos los 24 de diciembre los aseábamos, vestimos, alimentábamos y en conjunto los instruíamos en la Palabra de Dios“, dijeron las autoridades.

Del mismo modo, señalaron que con el tiempo debido a la situación del país, que ha afectado a tantos venezolanos se vieron en la obligación de ampliar la acción, tanto, que hoy en día atienden a familias y personas en franco estado de pobreza.

En esta oportunidad la Cena de Amor la realizamos con el apoyo y cobertura del Ministerio Internacional Guerreros de la Fe, en un salón de eventos que prestó sus servicios para que fortalezcamos nuestra labor, la cual no busca más que llevar bienestar a todos, donde cada quien tenga un día de nacimiento de Dios, como a nuestro Salvador le gusta, en unidad y familia“, dijeron.

DANIEL MELLADO | elsiglo