China niega que en Xinjiang haya trabajos forzosos

China negó hoy categóricamente que en la región de etnia uigur de Xinjiang existan trabajos forzados o se opriman las practicas religiosas, y consideró las informaciones en ese sentido “acusaciones sin ningún fundamento”, que “indignan” a la población de la zona.

Foto: Referencial

En una rueda de prensa en Pekín sobre la situación en la región autónoma, la primera que se celebra en la capital para medios internacionales desde hace años, dirigentes del Gobierno de Xinjiang criticaron duramente los recientes informes del Instituto de Política Estratégica de Australia (ASPI).

El instituto australiano, que dijo basarse en fotos por satélite, aseguró que había identificado hasta 380 “centros de detención” en la región y afirmó que la red de estas instalaciones era más grande de lo estimado y se estaba “expandiendo”, así como los “trabajos forzosos”.

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“No hay trabajos forzosos en la región, es ridículo”, aseguró hoy el portavoz del Gobierno de Xinjiang, Elijan Anayat, en una rueda de prensa en el Ministerio de Exteriores chino a la que solo pudo acceder un reducido grupo de medios internacionales, entre ellos Efe.

Tanto Anayat como el subdirector general del Departamento de Información del Partido Comunista Chino (PCCh) en Xinjiang, Xu Guixiang, rechazaron igualmente la denominación de “campos de reeducación”.

“No existen esos campos, sino centros de formación vocacional en línea con las regulaciones internacionales contra el terrorismo”, dijo Xu y aseguró que estos establecimientos no se diferencian de los centros de desradicalización ensayados en Francia o que existen en el Reino Unido o Estados Unidos.

Las autoridades regionales rechazaron, sin embargo, concretar el número estimado de estos centros que existen en Xinjiang, así como la cantidad de personas que acogen en total.

“Es mentira que la gente esté detenida en estos centros, pueden salir y cuando se graduan encuentran una ocupación en el exterior”, señaló y dijo que las informaciones en este sentido “carecen de ningún indicio que lo fundamente”.

Por su parte, Obulhassan Turusunniyaz, uno de los líderes religiosos de la mezquita de Jamah en la prefectura de Hotan, aseveró que “ningún organismo oprime o discrimina a los ciudadanos por sus actividades religiosas, sino que las protege”.

Preguntado por Efe sobre las numerosas cámaras de vigilancia que, según diferentes testimonios, vigilan la entrada de las mezquitas en la región, Turusunniyaz negó que están sirvan para identificar y controlar a la gente que acude a rezar sino “para su seguridad, para prevenir el terrorismo y la lucha violenta”.

“Nunca hemos demolido una mezquita, aseguró Xu, que calificó al ASPI de “un muñeco del Gobierno de Estados Unidos, financiado por comerciantes de armas para desprestigiar a China, que se esconde bajo la fachada de la investigación académica”.

Los dirigentes regionales negaron también las informaciones sobre un supuesto programa de esterilización forzada entre la población uigur de Xinjiang con el fin de incrementar la presencia de la etnia han en la zona.

“Son acusaciones totalmente falsas, calumnias degeneradas”, dijo Anayat y afirmó que entre 2010 y 2020 el crecimiento de la población uigur superó ampliamente al de los han en la región.

Asimismo, aseguró que una pareja de han puede tener un hijo en las ciudades y dos en las áreas rurales, mientras que las de minorías étnicas pueden tener dos y tres, respectivamente.

Xu arremetió igualmente contra Adrian Zenz, el antropólogo alemán que realizó un informe sobre el supuesto programa de esterilización forzosa en Xinjiang, en el que se basan las informaciones aparecidas en medios occidentales sobre este asunto.

“Sus informes carecen de la más mínima credibilidad, nunca ha estado en Xinjiang y es un activo miembro anti-China de la ultraderechista Fundación de Víctimas del Comunismo de EEUU”.

Según los participantes en la rueda de prensa, entre los que se encontraban varios jóvenes que estudiaron en los controvertidos centros de formación vocacionales los 380 que ASPI identifica como de detención son en realidad oficinas administrativas o escuelas.

“Cualquier edificio con un muro es calificado como un centro de educación por el instituto australiano”, indicó Xu.