Décadas de tarea conjunta de Argentina, Bolivia y Paraguay por dominar las sedimentadas aguas del Pilcomayo emergen en el libro “Pilcomayo, un río suicida”, que documenta el comportamiento errático de este río, vital para la actividad productiva de esos países y el medioambiente.
La obra es un libro gráfico del periodista paraguayo Roque González Vera, luego de 28 años de cobertura en la zona de ese río, que nace en Bolivia y riega extensas planicies del norte argentino y el oeste de Paraguay.
“El nombre es una metáfora, porque el río tiene una capacidad increíble para autoeliminarse, transporta tal cantidad de sedimentos que es el segundo del planeta que arrastra un porcentaje tan alto detrás del río Amarillo en China”, explicó González en una conversación telefónica con Efe.
Decidió compartir su experiencia al concluir que era “injusto” que él se quedara con tanta documentación gráfica, recogida desde 1992 para el diario local Abc Color, desde la naciente, en las montañas de Potosí, sur de Bolivia, hasta el árido Chaco, donde el río separa el territorio paraguayo del argentino.
El fenómeno del Pilcomayo ha sido motivo de estudio de expertos por el proceso de colmatación de sus aguas, lo que llevó a esos países a establecer un acuerdo tripartito para un aprovechamiento equitativo.
Para ello, Argentina y Paraguay construyeron en 1992 canales en el marco del denominado “Proyecto Pantalón”, con el respaldo técnico de la Unión Europea, para que las aguas ingresen por igual a ambos territorios durante el período de lluvias.
Pero en época de sequía su cauce se pierde en bañados de la planicie chaqueña “por los sedimentos que arrastra y cada año se va haciendo más corto, en una suerte de suicidio de río como muy pocos en el mundo”, resaltó González.
Recordó que la agencia espacial estadounidense (NASA) concluyó tras un año de investigación que las aguas del Pilcomayo forman en los bañados del Chaco suramericano el abanico aluvial más grande del planeta.
El libro, de 190 páginas e ilustrado con 184 fotografías de alta definición, aborda de forma “muy marcada las tragedias naturales que se producen en aguas altas por inundaciones y mortandad de especies de animales durante la sequía”
En Paraguay, el Pilcomayo riega extensos campos ganaderos en un área con al menos un millón de cabezas de ganado bovino, la quinta parte de la producción nacional, y cultivos agrícolas de los que se abastecen comunidades indígenas.
En el lado argentino, el recorrido del río genera necesidades diferentes, ya que mientras en la provincia de Salta se represa su cauce para evitar daños a áreas agrícolas, en la de Formosa, más al sur, se valen de canales para regar los campos.
Entretanto, en Bolivia el mayor desafío “es el control de la contaminación proveniente de desechos mineros porque las principales minas están ubicadas en Potosí, en los alrededores de la naciente del Pilcomayo”, indicó.
La presentación del material, impreso en italiano y español, seguirá después en la ciudad argentina de Formosa, en La Paz y en Ravenna y Reggio Emilia, norte de Italia, de forma virtual por las restricciones de la pandemia de coronavirus.