La investigación, cuyos resultados se han publicado hoy en Nature, supone un gran paso para comprender la biología de los vasos sanguíneos, ha subrayado el CNIC, y ha destacado que permitirá además diseñar mejores estrategias terapéuticas para inducir una vascularización y un tratamiento más efectivo de los tejidos lesionados.
El estudio ha descubierto un nuevo mecanismo celular y molecular que es esencial para el desarrollo de arterias a partir de capilares sanguíneos, un proceso biológico que se conoce como «arterialización».
La activación de este mecanismo en los tejidos que han sufrido una reducción transitoria o permanente del riego sanguíneo, como ocurre tras un infarto de miocardio, podría mejorar la regeneración y función del tejido cardíaco, ha explicado el CNIC.
Durante los últimos veinte años los científicos han descubierto diferentes mecanismos celulares y moleculares que son esenciales para la formación y diferenciación de las arterias y las venas.
Los primeros vasos sanguíneos que se desarrollan en cualquier órgano en crecimiento son, inicialmente, inmaduros y forman una red vascular «indiferenciada y rudimentaria», han precisado los investigadores del CNIC.
«Esta red o plexo vascular precursor está formada por células endoteliales y es relativamente poco eficaz a la hora de transportar la sangre«, ha precisado el CNIC, y ha observado que sería como si existiera un sistema de carreteras para la regulación del tráfico de vehículos, pero sin que se hubieran construido las autopistas.
Sin embargo, gracias a la acción concertada de varias vías genéticas, incluidas las vías de señalización de un receptor (el Notch) y del «factor de crecimiento endotelial vascular«, se inicia la diferenciación y movilización de un subconjunto de células en estos vasos rudimentarios para formar las futuras arterias y venas.
Gracias al uso de sofisticados modelos genéticos de ratones de imagen y mapeado celular, los investigadores, dirigidos por Rui Benedito, han desvelado que las células con distintos niveles de señalización «Notch» están sesgadas, pero no genéticamente predeterminadas, ya que pueden adoptar distintos destinos arteriovenosos si se encuentran en un contexto biofísico adecuado.
Los resultados, según ha destacado el CNIC, tienen importantes implicaciones en cuanto al uso de compuestos farmacológicos dirigidos a estimular la angiogénesis -formación de los vasos sanguíneos- en la enfermedad isquémica cardiovascular.