Preservar, proteger y reproducir el ajolote, un anfibio endémico mexicano en peligro de extinción, es el objetivo del nuevo Museo Nacional del Ajolote en el municipio de Chignahupan, ubicado en la Sierra Norte del estado mexicano de Puebla.
Este anfibio fue declarado en peligro crítico de extinción en 2018 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) debido a la destrucción de su hábitat natural y el consumo humano por sus propiedades medicinales.
El ajolote o axolote fue venerado por los ancestros mesoamericanos, que lo consideraban un dios que ayudaba a las ánimas a llegar al inframundo, debido a que era el gemelo de Quetzalcóatl, dios de la vida y el conocimiento.
En México los ajolotes se encuentran principalmente en los humedales de Xochimilco, en el sur de Ciudad de México, así como en los estados de Michoacán y Puebla, y recientemente se descubrieron también en San Luis Potosí.
Pero la cifra de ejemplares de ajolote mexicano se ha reducido de manera alarmante, pasando de 6.000 por kilómetro cuadrado en 1998 a 36 en 2014.
Sus principales enemigos son la urbanización, la contaminación del ecosistema con fertilizantes y pesticidas, y la introducción de carpas y tilapias en los años 70, que son consideradas especies depredadoras del ajolote.
Federico Carvajal, socio fundador del Museo Nacional del Ajolote, compartió con Efe que son el primer espacio reconocido por las autoridades mexicanas como museo viviente de esta especie, debido al trabajo que se ha realizado desde hace más de seis años.
Enfatizó que esta especie acuática representa a la cultura mexicana y sus tradiciones más arraigadas y que, sin embargo, ha quedado en el olvido por las nuevas generaciones que dejan atrás los usos y costumbres indígenas y ancestrales.
Por esta razón se inició el rescate de la especie en el paso más complicado que es la reproducción, que, explicó, ha sido difícil debido a que estos anfibios están acostumbrados a presas o cauces de agua natural, lugares donde están más amenazados por las aves o peces voraces.
“La creación del museo tiene la finalidad de dar a conocer a sus visitantes la importancia de este animalito endémico», tanto en el ámbito natural como en el cultural, pero sobre todo la de «concienciar a los habitantes de Chignahupan acerca de su raíz y de su cultura apegada a este”.
El precursor de esta iniciativa indicó que a través de un recorrido guiado se les explica a los visitantes la importancia ancestral, medicinal y su papel en la naturaleza con la finalidad de que puedan ayudar a su preservación, pero sobre todo que aprendan a respetarlos.
Detalló que en la actualidad solo tienen exhibidos 25 ejemplares de los 250 que han logrado reproducir en estanques especiales, debido a que se busca mostrar sus cualidades entre las que destacan que durante su vida mantienen su rostro sonriente y joven.
También detalles como su tamaño de entre 20 a 30 centímetros, su piel oscura o rosa, sus branquias en forma de penacho, que no tiene párpados, que cuenta con patas y cola para nadar y, sobre todo, su famosa capacidad de regeneración en las partes de su cuerpo dañadas.
“Hacemos que la gente se maraville con las peculiaridades extraordinarias que tiene el ajolote, debido a que es diferente a todos los demás seres; es inclusive diferente a todos los anfibios en general. Desde el tema mitológico tienen una presencia enorme en la filosofía de los pueblos nahuas y de todos los pueblos mexicanos”, dijo Carvajal.
El socio fundador del Museo aseguró que los habitantes mesoamericanos eran muy agradecidos con el ajolote porque según la tradición ayudaba a curar enfermedades y explicó que sigue presente en la cultura popular: sirvió de inspiración al oscarizado filme «La forma del agua», del mexicano Guillermo del Toro, y a otras películas como «Entrenando a tu dragón».
Además, esta especie endémica mexicana aparecerá en los billetes de 50 pesos (2,43 dólares) que emitirá el Banco de México a partir de 2022.