El Gobierno del presidente boliviano, Luis Arce, dio este miércoles un giro en la política exterior del país respecto a su antecesora Jeanine Áñez al restituir relaciones con Irán y el Gobierno del venezolano Nicolás Maduro, en el primer acto diplomático del nuevo Ejecutivo.
En una ceremonia en la plaza Murillo de La Paz, que acoge las sedes de los poderes Ejecutivo y Legislativo del país, los nuevos embajadores de Irán y Venezuela presentaron sus cartas credenciales al mandatario boliviano.
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Por separado, los diplomáticos Mortessa Tabreshi, de Irán, y Alexander Yánez, de Venezuela, llegaron caminando desde la Cancillería boliviana hasta el antiguo Palacio de Gobierno sobre una alfombra roja, en medio de los honores militares que les brindó la escolta presidencial de los Colorados de Bolivia.
Ambos embajadores atravesaron el Palacio Quemado para llegar hasta el nuevo edificio del Gobierno, llamado Casa Grande del Pueblo, y presentarse ante el presidente boliviano y el canciller del país, Rogelio Mayta.
La relación de Bolivia con Irán se interrumpió en junio pasado cuando Áñez anunció el cierre de la misión diplomática boliviana en ese país bajo el argumento de una redistribución presupuestaria para destinarlos a la lucha contra el nuevo coronavirus, algo que también afectó a la relación con Cuba.
Aquella decisión se asumió a pesar de que La Paz y Teherán firmaron más de una decena de acuerdos en áreas como salud, defensa, investigación, minería y cooperación industrial durante el mandato del expresidente Evo Morales.
El caso de Venezuela fue particular, ya que el nuevo Gobierno boliviano decidió reconocer al embajador Yánez a pesar de que hace más de dos semanas la exmandataria interina Áñez había otorgado las distinciones diplomáticas a José Cumare, enviado por el líder opositor venezolano Juan Guaidó.
La expresidenta transitoria asumió aquella decisión dos días después de las recientes elecciones generales en Bolivia y cuando ya se sabía que Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, había vencido con más del 50 por ciento de la votación.
Las relaciones entre Bolivia y Venezuela han estado paralizadas desde noviembre del año pasado, cuando una disposición de la Administración interina del país ordenó la expulsión de los diplomáticos venezolanos.
Aquella expulsión se realizó en medio de acusaciones de supuesta intromisión en los asuntos internos del país, atentados contra la seguridad interna y violaciones a las normas diplomáticas de parte de la entonces misión venezolana.
Así como los casos de Irán y Venezuela, queda pendiente la restitución de embajadores con México y España, tras las fricciones diplomáticas con el Gobierno interino, algo que Arce adelantó que se realizaría apenas se supo que fue el ganador de la pasada elección.