Un estudio publicado este miércoles en EE.UU. halló que las mismas proteínas que protegen el cerebro en condiciones de poco oxígeno (hipoxia) son también las que, a la larga, lo terminan dañando e impiden el correcto funcionamiento de las células cerebrales.
La investigación llevada a cabo por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland (Ohio) y publicada en la revista Cell Stem Cell apunta a las proteínas de factor inducido por la hipoxia (HIF, por su sigla en inglés) como responsables de la disfunción de las células cerebrales cuando hay poco oxígeno.
Hasta ahora se conocía que, bajo condiciones de poco oxígeno, las HIF ordenan a las células minimizar el consumo de oxígeno y maximizar su acceso al mismo, lo que resulta beneficioso para el cerebro al proteger e incluso en algunos casos resucitar sus células cuando les falta oxígeno.
Lo que no se sabía hasta la fecha es que, a la larga, esas misma proteínas también activan otros procesos celulares que son los responsables de dañar las células e impedir su correcto funcionamiento, algo que los autores del estudio tildaron de «consecuencias no intencionadas».
«Estas poderosas proteínas en un primer momento protegen el cerebro ante situaciones de poco oxígeno como se les supone, pero hallamos que su actividad prolongada resulta en daños colaterales no intencionados que impiden el funcionamiento de las células del cerebro», apuntó el investigador principal del estudio, Paul Tesar.
Este hallazgo abre la puerta a estudiar terapias efectivas contra este efecto no deseado de las HIF, como por ejemplo el desarrollo de medicamentos que contribuyan a mantener sus vertientes positivas pero prevengan las negativas.
«Una de las vías ilusionantes que abre este trabajo es identificar medicamentos que ataquen específicamente la parte dañina de la respuesta a la hipoxia, pero salven la beneficiosa», indicó el también autor del estudio Kevin Allan.