El Arte se hace visible con Tapabocas sin Silencio

El arte no es sólo un conocimiento que hace visibles y significativas las cosas, sino que a través de las diferentes expresiones artísticas nos ayudan a comprender y a identificar los cambios sociales y políticos sobre temas que afectan a la sociedad.

El arte desempeña un papel mediador y motor de la comunicación, ya que el artista a través de su creación transmite no sólo emociones, sino también sus percepciones e inquietudes, y nos hace reflexionar sobre nuestra existencia, los problemas sociales o la vida en general. Desde esta perspectiva, se convierte en una herramienta que educa y transforma a una sociedad.

El Salón Nacional de Arte Tapabocas sin Silencio: El Arte se Expresa, presenta las obras de los artistas que libremente se están haciendo visibles con sus diversos lenguajes y propuestas, en momentos coyunturales con la llegada de la pandemia y otros agravantes.

Se pueden apreciar los pasos seguros dados en la forja de su oficio de nuestros artistas venezolanos, pero al mismo tiempo, asistimos a una fiesta de la afirmación del temple artístico individual, al ver en las obras aquí expuestas la investigación de su trabajo visual a la luz de estilos propios.

En Tapabocas sin Silencio, se emplean dos soportes, uno para mostrar las obras expuestas en el medio virtual, y posteriormente a la clausura del Salón de Arte digital el cual se realizará en el mes de enero del 2021, se hará de forma presencial en la ciudad de Maracay, estado Aragua, Venezuela, de igual manera tiene dos modalidades de participación: Obras bidimensionales y tridimensionales. Para los efectos del Salón Presencial, se ejecutará una selección a través de un jurado calificado, conformado por la Dra. Elizabeth Marín Hernández, profesora titular del departamento de Historia del Arte, ULA, el Dr. Jimmy Yánez, curador y Museógrafo; el Artista Plástico aragüeño J.J Moros, el semiólogo Humberto Valdivieso, curador del Centro Cultural de la UCAB y finalmente por el Dr. Julio César Pineda, diplomático/Internacionalista.

En esta convocatoria se ha manifestado parte de la geografía venezolana, hasta el momento han llegado obras de artistas de los estados Aragua, Mérida, Táchira, Zulia, Lara, Bolívar, Trujillo, La Guaira, Carabobo, Miranda, Nueva Esparta y Caracas, Distrito Capital, así como algunos artistas venezolanos residentes en el exterior, ellos son: Alberto Colantuoni, Alberto Manzanilla, Andrea Torrealba, Angélica Leal, Anthony Roa, Antonio Contreras, Azalia Licón, Belinda Celta, Carmela Fenice, Carmen Alida Urbina, Clarita Camacho, David González, Edwin García, Efraín Ugueto, Federman Parra, Filomena Petrucci, Geller Darío Hernández, Génesis Mogollón, Genoveffa Savella, Gerardo Arenas, Gerson Acevedo, Gustavo Sánchez, Haydee Borocz, Héctor Hernández, Humberto Salas, Isaías Pérez, Javier Hidalgo, José Caldas, José Enrique González Márquez, Kevin Corredor, Lisbeth Franco Yánez, Manuel José García, María Eugenia Catoni – Ma Ega María Eugenia, Maru Ulivi, Maryel Villafagne, Miguel Villafagne, Nelson Lasaosa, Nelson Sarabia, Yarelis Mendoza, Omar Hernández – OJES, Penélope Tovar, Rafael Mago, Rafael Sánchez, Sergio Useche, Valentina Aguirre, Walker Ríos Bello y Zahira González.

LA RECEPCIÓN DE OBRAS PERMANECE ABIERTA

Es importante mencionar que la convocatoria sigue abierta hasta el 30 de noviembre para aquellos artistas que no han podido enviar sus trabajos, se pueden comunicar enviando un mensaje al DM @ydelisarincon y al email. [email protected]
Los ejes conceptuales de los diversos planteamientos de los artistas, se configuran de la siguiente forma:

Desde la pérdida de vidas humanas por la falta de asistencia en los centros de salud.
La relación con la divinidad y el espacio sacramental, vínculo con lo sagrado/político.
La problemática con la explotación indiscriminada del medio ambiente.
La desconfiguración familiar que ha generado la diáspora.
La comprensión de los procesos de relación social.
La construcción de nación.
La violación de los derechos humanos.
La violencia generalizada y sus formas.
La pobreza extrema y desnutrición.
La ausencia de los servicios básicos: agua, electricidad, gas doméstico y transporte, lo cual se ha traducido en la pérdida de la calidad de vida.
La violencia de género sin atención.
La utilización de lo anecdótico para dejar sentir la muerte y la putrefacción.
La inversión de recursos para adquirir armas, bajo la mirada de niños muertos por falta de diálisis en los hospitales.
La reducción de la vida, a través del uso de la jeringa: dosis diaria que son el sustento de la vida.
El arte desasistido por las intuiciones que le compete.
El uso de bombas caseras para la defensa de los jóvenes de una sucia guerra.
La conformidad de los grupos sociales, lo cual da fuerza para controlar y mantener el dominio del régimen.
El país está atrapado con dos virus: La pandemia y el virus de la dictadura sin vacuna.
La carencia de la producción económica, las medicinas, sin justicia: Venezuela duele.
El impacto psicosocial en los ciudadanos ante una crisis sin salida.
Caballos que se han desatado en estampida apocalíptica.
Los ancianos con la sed del hambre en los botes de basura.
Solicitud de ayuda para la crisis humanitaria, el desarraigo como dolor.

Sin duda, el arte corre siempre el riesgo de ser apartado porque no hace concesiones. Si verdaderamente ilumina nuestra existencia, es porque nos miramos en la historia a través de su obra, por ello, cuando la belleza visita nuestra conciencia, lo hace de la mano de la sabiduría, y este es el modo en que cobramos conocimiento de nuestro lugar en el mundo.

Difícilmente podemos pensar en la creación que anima eso que llamamos obra de arte, como un valor desligado de nuestras preocupaciones más íntimas, de lo que nos acontece como país, por eso mismo, no hay modo de concebir el gozo artístico si no es entendiéndolo como una búsqueda del bien, que al mismo tiempo es un modo de hacer brillar lo verdadero. Necesitamos pues del arte para ser personas plenas, para aproximarnos a la sabiduría, para transformar el mundo, pero y lo sabemos bien, ello es sólo posible si previamente nos hemos transformado nosotros mismos.

Tan o más desdichada que la pobreza material es la miseria de espíritu, en la cual la imaginación languidece y el don de pensar la realidad bajo la mirada de un régimen que se ha propuesto borrar la expresión artística, y lo que nos define y nos distingue como seres humanos. No en vano hoy día han retirado las exposiciones del circuito de los “que eran Museos”, porque muchos artistas no se convierten en burdas parodias para ejecutar una obra complaciente.

Les invitamos para que volteen su mirada, ya que hoy tenemos ante nuestros ojos una exposición que nos hace vivir una vez más esas verdades fundamentales que el arte nunca oculta, no olvidemos que el acto creativo registra los momentos históricos, políticos, sociales, económicos y culturales de un país.

Hoy el arte nos permite maravillarnos con el diálogo, siempre prodigioso, entre el talento individual y la unidad del impulso creador.

Ydelisa Rincón González| elsiglo