Venecia se adentra en la “Selva trágica”

El río Hondo que separa a la ciudad de México Belice y su impenetrable selva son el escenario de “Selva trágica”, una película de hombres, diosas y misterio con la que la realizadora Yulene Olaizola compite en la sección “Horizontes” de la Mostra.

Venecia
Foto: Archivo

Año 1920, confín mexicano-beliceño y un grupo de hombres trabaja a destajo en la jungla extrayendo de sus árboles milenarios la preciada goma de mascar.

La vida transcurre sin más sobresaltos de los debidos hasta que encuentran a una joven vestida de blanco que escapa del margen sur del río. No habla español, solo inglés, y su presencia rápido desencadena sus fantasías y deseos más ocultos.

Ni siquiera sospechan que aceptando a esa enigmática muchacha de tez oscura han despertado a Xtabay, la mujer legendaria que seducía a los antiguos mayas hasta arrastrarles a su perdición.

La realizadora, que compite en la segunda sección en importancia del certamen, dedicada a las nuevas vanguardias, explica en una entrevista en Venecia que la historia surgió hace diez años durante unas vacaciones en la frontera, aunque no pudo cruzar.

Desde entonces la idea rondaba por su cabeza, porque sus cintas parten de las localizaciones, y años más tarde regresó, pudo conocer esta zona repleta de vegetación y empezó a investigar sus mitos y la importancia de la industria del chicle el siglo pasado.

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El largometraje no tiene un tema concreto pero de alguna manera habla de confines, “del encuentro entre el mundo femenino y el masculino”, o “entre lo real y lo ficticio”, sostiene.

La joven irrumpe dócil y tímida en ese grupo de hombres, a los que ni siquiera entiende, pero poco a poco va tomando las riendas, algo que deriva de la misma leyenda, explica Olaizola.

Pero sí que es cierto, reconoce, que tiene paralelismos con el tema del empoderamiento de la mujer en la actualidad.

“Leí la leyenda y supe que se podía conectar con lo que está pasando hoy en día en términos de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres y el empoderamiento femenino, sabía que podía ser un tema potencialmente más allá de que la película está ambientada en los años Veinte en México”, confiesa.

El rodaje en estos parajes fue “muy difícil” pero se apoyaron en sus habitantes para cuidarse de sus peligros, especialmente de su protagonista, la beliceña Indira Andrewin, que se estrena en el mundo del cine de la mano de la cineasta mexicana.

“Lo más difícil era cuidar de la seguridad de cincuenta personas dentro de la selva. Nos apoyamos mucho con gente local que conoce bien la selva, cada planta, que hasta puede detectar las serpientes venenosas por su olor”, recuerda.

Andrewin de hecho “creció en la selva”, está “muy en contacto con la naturaleza” y además la responsable de la fotografía, Sofía Oggioni, ya había trabajado en este entorno.

El reto también fue para la propia directora, aunque le restó importancia: “Siempre me adapto a los lugares a los que voy a grabar y ya que estoy allí no tengo ningún tapujo ni miedo, simplemente voy y hago que tengo que hacer”, zanja.

Olaziola ha llegado a Venecia embarazada de siete meses a pesar de las limitaciones impuestas a los viajes por la pandemia. La Mostra, explica, les ha concedido un permiso de trabajo que les permite quedarse en Venecia durante cinco días sin cuarentenas.

Aunque las pruebas del coronavirus se las han hecho tanto para salir de México como para entra en Italia. Sin embargo, cree que esta situación anómala contribuye a hacer de este 77º Festival de Venecia una edición especial.

“No es cualquier festival y no es cualquier año, es un riesgo para todos los que estamos aquí apostar por tener nuestras películas aquí más allá del riesgo de salud, en términos de la industria es un momento delicado y todos estamos poniendo un extra de nuestra parte. Creo que eso hace que todos estemos más emocionados”, apunta. Ahora solo falta esperar al sábado para ver si consigue conquistar la preciada sección en la que compite.

 

EFE