Responsable de masacre en disco peruana entra en prisión

Tras estar prófugo de la Justicia peruana por 16 años, finalmente ingresó esta jornada en prisión uno de los dos empresarios responsables de la muerte de 29 jóvenes en el incendio de la discoteca limeña “Utopía” en el 2002, acto que culmina varios meses de proceso de extradición desde México.

 prisión

Edgar Paz Ravines, exaccionista de la discoteca “Utopía”, y condenado en 2004 a cuatro años por el delito de homicidio culposo por omisión impropia, llegó custodiado el sábado a Lima, en un vuelo humanitario, tras haber permanecido prófugo por 16 años.

La imputación responde a que las autoridades competentes determinaron que la discoteca limeña donde murieron los 29 jóvenes carecía de medidas básicas contra incendios y de licencia municipal, por lo que tanto él como su socio Alan Azizollahoff Gate, así como los administradores del local fueron procesados.

Azizollahoff, por su parte, continúa prófugo de la Justicia, y las autoridades suponen que se encuentra en Suráfrica, por lo que el Ministerio de Justicia peruano señaló que se realizará una solicitud de extradición a dicho país.

PROCESO DE EXTRADICIÓN

La Fiscalía de Perú presentó la solicitud de detención preventiva con fines de extradición y la solicitud formal de extradición de Paz Ravines ante las autoridades competentes mexicanas entre junio y julio de 2016.

Gracias a ello, en noviembre de 2018, se logró la detención de Paz, lo cual dio inicio al procedimiento interno de extradición en su contra ante las autoridades mexicanas.

Jorge Massa, abogado de Édgar Paz, señaló que su patrocinado se allanó al proceso de extradición, debido a que espera cumplir su condena en el país y cerrar el caso Utopía.

Sin embargo, el proceso de extradición tardó más de un año en poder llevarse a cabo.

CASO QUE ENLUTÓ A UNA GENERACIÓN

La discoteca “Utopía”, que se encontraba en el interior de uno de los más lujosos centros comerciales de Lima, se incendió durante la noche del 20 de julio de 2002 cuando estaba repleta de jóvenes de clase alta que participaban en una fiesta temática.

Las investigaciones policiales y fiscales señalaron que el local funcionaba a pesar de que no tenía licencia porque no cumplía con las normas de seguridad mínimas exigidas por la Defensa Civil.

De hecho, el local no contaba con extintores, salidas de emergencia señalizabas y además estaba decorado con materiales tóxicos y altamente inflamables.

El día de la tragedia, en dicho ambiente donde había más de mil personas, se pretendía hacer un espectáculo con fuego y con la presencia de animales como un león, un tigre, un caballo y un mono.

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