El candidato demócrata a la presidencia de EE.UU., Joe Biden, señaló este miércoles que de llegar a la Casa Blanca otorgaría a los inmigrantes venezolanos el Estatus de Protección Temporal (TPS) y revertiría políticas del presidente Donald Trump que considera han sido «dañinas» para los cubanos.
El exvicepresidente de EE.UU. aseguró en una entrevista al canal NBC de Miami que la política del presidente Trump hacia Venezuela «es un fracaso abyecto» y criticó que «se ha negado a extender» el alivio migratorio TPS a los venezolanos, «lo que agrava las condiciones en las que se encuentran».
Señaló que el presidente Nicolás Maduro se «ha fortalecido» desde que Trump asumió el poder.
«El pueblo venezolano está peor, vive en una de las peores crisis humanitarias del mundo y el país no está más cerca de unas elecciones libres», se lamentó el demócrata.
Para Biden, el enfoque «incoherente» de Trump está alienando a los socios internacionales, socavando la causa de la democracia, y su política no ha logrado aliviar el sufrimiento humano de millones de venezolanos.
El Gobierno de Trump , el primero en reconocer al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, ha impuesto sanciones contra el Gobierno de Maduro, sus familiares y sus colaboradores políticos más cercanos.
Entre tanto, sobre su política hacia Cuba, el exvicepresidente de Barack Obama (2009-2017) señaló que «revertiría las políticas fallidas de Trump que han causado daño a los cubanos y sus familias».
El republicano «no ha hecho nada para promover la democracia y los derechos humanos, por el contrario, la represión contra los cubanos por parte del régimen ha empeorado con Trump», manifestó el demócrata, que se enfrentará al presidente en las elecciones del próximo 3 de noviembre.
«Mi plan es seguir una política que promueva los intereses y empodere al pueblo cubano para que determine libremente su propio resultado, su propio futuro», subrayó.
Agregó que también revertiría la reciente decisión de Trump de limitar las remesas de las familias cubanas».
Trump, con una política de «mano dura», ha dado marcha atrás en el acercamiento a Cuba que impulsó a partir de 2014 el entonces presidente Obama, pero ha mantenido las restricciones migratorias para los isleños.