La pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 que afecta a El Salvador, así como al resto de países del mundo, obligó a la innovación en la investigación social para analizar los diversos efectos que ha provocado dicha crisis sanitaria, dijo este martes la experta Laura Andrade.
Andrade, del Instituto de Opinión Pública de la jesuita Universidad Centroamericana, participó en el foro denominado «Factores de riesgo en la investigación social», en el que también intervinieron expertos de Nicaragua, Honduras y Brasil.
En su participación, la experta salvadoreña señaló que en el país centroamericano existen actualmente, en tiempos de pandemia, «muchos factores de riesgo» sobre la investigación social, como por ejemplo la complicación para acceder a la información pública.
«Los decretos Ejecutivos que restringieron el acceso a la información pública, tanto para los centros de investigación como para la ciudadanía es preocupante», manifestó.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele emitió entre marzo y mayo de este año una serie de decretos con medidas para contrarrestar el virus de la COVID-19. Sin embargo, estos también limitaron por más de 95 días el acceso a la información pública.
Aunque la mayoría de estos decretos fueron declarados inconstitucionales por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), supuso un obstáculo.
«Con esto se impuso un obstáculo para conocer la información clave que permitiera al sector académico y a la sociedad generar propuestas sobre la base de información e evidencia, lo que hubiera permitido a las autoridades tener más alternativas al manejo de la crisis sanitaria en el país con un enfoque técnico», subrayó.
La pandemia, según lo señaló la experta, ha obligado a la innovación en la investigación para «sobrellevar» estos y otros inconvenientes que se han presentado y para continuar con el análisis y recolección de datos de situaciones como estos.
«Definitivamente, los centros de investigación han diversificado sus herramientas de recolección de datos, lo cual, sin duda, es un paso positivo», apuntó.
Sin embargo, Andrade aseguró que «aún existe la necesidad de afinar metodologías que permitan que la recolección de datos mantenga la robustez y la solidez científica de las investigaciones, sobre todo en estos tiempos de pandemia».