Costa Rica inicia prueba preclínica de ventiladores para pacientes COVID-19

Costa Rica inició este viernes las pruebas preclínicas para validar el funcionamiento de ventiladores desarrollados y creados en el país, que estarían siendo utilizados en pacientes positivos con COVID-19.

ventiladores deLas pruebas serán realizadas durante tres semanas en el Laboratorio de Docencia y Cáncer de la estatal Universidad de Costa Rica (UCR) en donde médicos, veterinarios, emergenciólogos, anestesistas y terapeutas respiratorios, verificarán el funcionamiento de los dispositivos así como de la salud de los cerdos involucrados.

“Esto significa que ya el dispositivo está listo para afrontar cualquiera de las dos pruebas: primero estas pruebas preclínicas (que se hacen en cerdos) como las de etapa clínica (en humanos)”, explicó en entrevista con EFE el coordinador de la iniciativa, Ralph García.

El proyecto forma parte de “Respira UCR” que impulsa el desarrollo y construcción de este tipo de mecanismos para garantizar la seguridad sanitaria. Esto debido a la alta demanda mundial de ventiladores y el poco acceso de Costa Rica para obtenerlos.

Los expertos estiman arrancar la producción en serie de 50 dispositivos en octubre próximo, para entregarlos a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), con el objetivo de incrementar la capacidad de atención.

Con este paso, se busca responder al llamado de las autoridades sanitarias para el autoabastecimiento de equipo de protección personal y el desarrollo de dispositivos médicos requeridos para la atención de pacientes con COVID-19.

En Costa Rica no existe una industria nacional de dispositivos biomédicos Clase 3 (categoría en la que entra el proyecto), razón por la cual, tampoco hay una legislación vigente para la inscripción de equipo producido a nivel nacional para uso local del Ministerio de Salud.

Hasta el momento el sistema de salud costarricense tiene una alta presión, sin embargo, todavía no ha colapsado. A la fecha cuenta con 373 personas hospitalizadas, de las cuales 99 se encuentran en unidades de cuidados intensivos.

Datos oficiales de la CCSS indican que la institución cuenta con 171 ventiladores pulmonares nuevos, los cuales se han adquirido por compras y donaciones. En marzo anterior el ente compró 311 dispositivos, pero se han recibido solamente 150. El retraso se debe a la alta demanda mundial para equipar las unidades de cuidados intensivos.

“Existe un vacío legal en la normativa, por eso hemos tenido conversaciones con el Ministerio de Salud, de Ciencia y Tecnología y la CCSS para tratar de dilucidar la ruta que se va a seguir y sobretodo estamos presionando, debido al aumento diario de casos de hospitalizados, para que el proceso no se burocratice y que sea expedito”, afirmó García.

El desarrollo y perfeccionamiento del ventilador ha pasado por distintas fases. En el mes de mayo los científicos iniciaron con una prueba piloto en cerdos para corroborar las fallas y deficiencias del ventilador, una vez corregidas, se procedió a la construcción, así como la creación de un protocolo que vela por la calidad de vida de los animales durante la prueba.

Por ejemplo, el equipo cuenta con baterías de litio que permiten la utilización del ventilador sin estar conectado a la electricidad lo que facilita el traslado de pacientes, y su bajo costo para ser un dispositivo de última tecnología en su categoría.

Las autoridades estiman que el valor final de cada ventilador rondará los 4.500 dólares, un precio muy inferior al que establece el mercado internacional que ronda entre 30.000 y 50.000 dólares por un dispositivo de características similares.

El proyecto actualmente cuenta con siete ventiladores, financiados por la Embajada de Alemania, y otras empresas que ha permitido desarrollar un dispositivo de alta tecnología, con pantallas táctiles, portátil y de fácil uso para los profesionales de la salud.

La iniciativa ha recibido asesoramiento de distintas empresas privadas como Roche, Elvatron y Fedefarma, en temas de componentes e insumos médicos y biomédicos, líneas de fabricación y producción, software, tratamiento clínico, hospitalario y animal, inscripción, autoría y patentes, materiales, así como el apoyo económico para compra de insumos para las pruebas de preclínicas.

EFE