Ser demasiado agradable con los demás puede ser malo

Son muchas las personas que son demasiado amables en sus vidas, y parece que no lo pueden remediar. Es necesario que sepas si ser demasiado amable puede estar siendo un problema.

Una mujer feliz y amable
                                                                       Una mujer feliz y amable

Si alguna vez te han dicho que eres demasiado amable o que te gusta complacer a las personas, es más que probable que seas demasiado bueno con los demás y no tanto contigo mismo. Es hora de empezar a estar al tanto de tus acciones y notar en los próximos días si notas algunas de estas señales de advertencia en tu comportamiento.

Sientes la necesidad de disculparte por cada error que puedas cometer al toparse con alguien en la oficina y olvidarte de devolver una llamada telefónica, por ejemplo. Esto también puede convertirse en disculparte por cosas que no son tu culpa o incluso disculparte por algo que está completamente fuera del control, es decir que no es culpa tuya ni de nadie.

La próxima vez que te disculpes porque está lloviendo, es posible que debas abordar que tienes un problema personal en tus manos. Decir “lo siento” es una buena manera de admitir malas acciones y tratar de solucionar un problema. Una persona que es demasiado amable quiere evitar el conflicto en todo momento, y en su mente, esas dos palabras son una solución rápida para todo.

Desafortunadamente, ese no es siempre el caso, y no siempre es necesario. No pierdas el aliento disculpándote por algo pequeño e irrelevante o algo que ni siquiera fue tu culpa para empezar.

Tienes un gran corazón y no quieres creer que alguien pueda hacer daño solo por el mero hecho de hacerlo. Desafortunadamente, las personas no siempre son agradables, por lo que darles a todos el beneficio de la duda hace que corras el riesgo de que se demuestre lo contrario más adelante. Bajo ciertas circunstancias, está bien creer en las segundas oportunidades, pero es importante ser inteligente y considerar el contexto.