Las historias que viven los pacientes de paludismo en Bolívar

Más de 70 personas acuden diariamente al módulo de Manoa en San Félix para ser diagnosticadas y recibir el tratamiento contra la malaria, pero el dispensario médico solo tiene capacidad para atender a 40 pacientes diarios. La razón, es por la falta de personal ha creado un cuello de botella en una de las estrategias claves en la campaña antimalárica: recibir diagnóstico y tratamiento a tiempo.

Aunque el estado Bolívar es foco endémico y blanco de la mirada del hemisferio, practicarse el examen de la gota gruesa con el que se detecta la presencia del parásito Plasmodium, es para muchos un viacrucis. El paludismo o malaria se transmite por la picadura del mosquito Anopheles. Los síntomas pueden incluir fiebre, vómito y dolor de cabeza. La forma clásica de manifestación en el organismo son fiebre, sudoración y escalofríos que aparecen 10 a 15 días después del contagio.

Este miércoles Yubrimi Berhens era la única hemoterapista de turno en este módulo, donde mayoritariamente acuden los pacientes en vista de la falta de los centros de diagnóstico. La mayoría de las personas que acuden a este módulo, y que probablemente no logran ser atendidas el mismo día en el que acuden, vienen de las zonas rurales del estado Bolívar o zonas alejadas del sector de Manoa debido a que no tienen a disposición un centro donde residen o porque no hay la dotación para atenderlos. La consecuencia es que deben regresar al día siguiente o pagar un servicio privado que ronda entre los 50 y 80 mil bolívares.

Miulka Mercado vino desde Caruachi, a casi 40 minutos si se traslada en transporte público cada vez más deficiente, para recibir tratamiento en el módulo de Manoa. No ha tenido problemas para recibir el tratamiento completo para tratar el paludismo, sin embargo, el año pasado tuvo que pagar un servicio privado de laboratorio para poder acceder a las medicinas gratuitas, pues el diagnóstico es un requisito para acceder al tratamiento que solo lo otorga el Ministerio de Salud. “El año pasado pagué 40 mil bolívares. Ahorita cuesta entre 60 y 80 mil bolívares”, dijo.

Miulka, quien se ha contagiado ocho veces de paludismo sin haber pisado una mina al sur de Bolívar, informó que la disponibilidad para hacer el examen de gota gruesa es intermitente, por lo que la cantidad de personas que pueden ser atendidas de forma gratuita en este módulo es incierta.

Uno de los pilares de la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria 2016 – 2030 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es lograr el acceso universal a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la malaria, esto incluye facilitar los exámenes pertinentes para agilizar el proceso de tratamiento y la vigilancia activa de casos en zonas endémicas.

De allí la relevancia de que las poblaciones endémicas, como se ha convertido casi todo el país, tengan a su disposición un centro de diagnóstico cercano a su comunidad dotado de medicinas y con un laboratorio habilitado para diagnosticar la enfermedad.

Pero no todos pueden movilizarse, y quienes lo hacen deben emprender un viaje. Marlis Coa, quien reside en Piacoa, estado Delta Amacuro, debe viajar mensualmente hasta el módulo de Manoa en San Félix para retirar las medicinas que necesita su hija, Stephany Yépez, porque en su comunidad no encuentra tratamiento: Primaquina Fosfato, Cloraquina Fosfato o Atemether con las que se atienden las dos versiones de malaria comunes al sur de Venezuela: el vivax o su versión más letal, el Plasmodium falciparum. “Ella empezó con la reacción, yo no sabía qué tenía, estaba temblando. Por eso decidí traerla al módulo. Hay veces en las que no hay nada por donde yo vivo”, relató la madre de Stephany, quien también participó que su hija está embarazada y tiene que recibir tratamiento al día, cosa que no podría lograr si se queda en su residencia. “Aquí siempre hay medicamentos”.

La OMS establece que las mujeres embarazadas pertenecen al grupo poblacional que corre un riesgo considerablemente más elevado de contraer la enfermedad y sufrir una manifestación más grave de esta. “Los programas nacionales de lucha contra la malaria deberían tomar medidas especiales para proteger de la infección a estos grupos poblacionales, habida cuenta de su situación específica”, señala la norma publicada en la página de la OPS/Venezuela. Según la Red Defendamos la Epidemiología Nacional, en los estados Bolívar, Sucre y Amazonas se concentró el 90% de los casos notificados de malaria hasta la semana epidemiológica 41 del 2019. Además se reportó un aumento de la incidencia de casos de 55% en embarazadas.

AN