Lo que Magallanes vio, 500 años después

Cuando en 1520 el navegante portugués Fernando de Magallanes cruzó el estrecho que hoy lleva su nombre, se encontró con un impresionante paisaje enmarcado por imponentes glaciares, bosques naturales y con una flora y fauna que solo existe en esa parte del planeta.

Un entorno tan espectacular y salvaje como inhóspito, abierto desde hace tiempo al turismo, pero que este año cobra un sentido especial por la conmemoración del 500 años de aquel histórico viaje de circunnavegación, que permitió no solo hallar un corredor natural entre el océano Atlántico y el Pacífico, sino demostrar que la Tierra es redonda.

Con motivo de ese aniversario, la empresa chilena de cruceros Australis, que lleva 30 años realizando viajes al llamado “fin del mundo“, ofrecerá entre octubre y noviembre en sus itinerarios de ida y vuelta por la Patagonia más virgen una programación especial, en la que la música y la historia tendrán un papel fundamental.

“El estrecho de Magallanes es para nosotros un lugar muy importante; por eso queríamos hacer actividades distintas esta vez”, explicó a Efe durante la Feria Internacional de Turismo (Fitur) de Madrid Frederic Guillemard, gerente para Europa de Australis.

Para llevar a cabo esa iniciativa, la empresa chilena colabora con el Festival de Música Antigua de la ciudad española de Aranjuez (Madrid), con el que pondrá en marcha un insólito viaje musical, en el que dos sopranos y dos músicos interpretarán, con instrumentos del Renacimiento, piezas que se tocaban y cantaban en la época de los descubrimientos.

Zarpando desde Punta Arenas, en Chile, con destino a Usuahia, Argentina, del 19 al 23 de octubre los viajeros podrán disfrutar durante el trayecto del concierto que ofrecerán la soprano española Mariví Blasco y Juan Carlos Mulder, reconocido músico del instrumentos del Renacimiento.

En el regreso, de Usuahia a Punta Arenas entre el 23 y el 27 de ese mes, será el turno de Raquel Andueza y Jesús Fernándo Baena, intérpretes de laúd y vihuela.

“Será la primera vez que se haga un evento de esta naturaleza a bordo, y además la primera vez que el estrecho se llene de música clásica”, explica Guillemard.

Pero además de con música, los responsables de Australis han preparado viajes temáticos en torno a la historia del descubrimiento del estrecho, a cargo del catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, Enrique Martínez Ruiz, uno de los mayores investigadores a nivel mundial de la circunnavegación.

Sus charlas a bordo serán en el viaje desde Ushuaia a Punta Arenas del 31 de octubre al 4 de noviembre y desde Punta Arenas a Ushuaia del 4 al 8 de octubre.

UN PAISAJE INTACTO Y TODAVÍA SIN EXPLORAR

Los paisajes que recorrieron Magallanes y el español Juan Sebastián de Elcano, quien asumió el mando de la expedición a la muerte del primero y completó la primera circunnavegación de la Tierra, permanecen intactos, lo que supone un plus para el viajero que puede hacerse a la idea de los que ellos vieron.

Y es que quinientos años después de la llegada de Magallanes “todavía no se sabe qué hay en esa zona a nivel de flora y fauna; no hay catastro hasta el momento“, señala Guillemard.
Pero la colaboración de los guías turísticos de Australis con la fundación CEQUA (centro regional de investigación científica) está comenzando a ofrecer los primeros datos.

Los guías, formados por CEQUA, “se encargan de hacer mediciones del avance y retroceso de los glaciares, la salinidad y temperatura de las aguas, la masa arbórea… y toda esa información se la entregamos semanalmente a la fundación”, explica.

Fruto de esa colaboración es la regeneración de la vida animal en la zona, que se interrumpió por el uso de los pescadores de la zona de la carne de los pingüinos como cebo para capturar centollas.

“Hemos trabajado con el CONAF (Corporación Nacional Forestal) de Chile para que siempre haya una persona vigilando la Isla Magdalena, donde habitan más de 120.000 pingüinos”, explica Guillemard.

Ahora, estas aves no voladoras “han empezado a reproducirse y eso hizo que llegaran a la zona elefantes marinos, que se alimentan de ellas, y a su vez atrajo a las orcas, depredadores de aquellos, con lo que se reprodujo el ciclo”.

Los pingüinos de la Isla Magdalena son solo uno de los encantos de este viajes de exploración, que hace parada, entre otros puntos, también en el Cabo de Hornos y la bahía de Wulaia, sitio histórico que fue uno de los asentamientos más grandes de los nativos Yámanas.

EFE