Hace unos meses, un funcionario chino me preguntó si pensaba que las potencias extranjeras estaban fomentando los disturbios sociales de Hong Kong. “Lograr que tanta gente salga a la calle seguro que requiere organización, una gran suma de dinero y recursos políticos”, dijo.
Desde entonces, las protestas que comenzaron en el caluroso verano de Hong Kong se han prolongado durante el otoño y el invierno.
Las marchas han continuado, intercaladas con batallas campales cada vez más violentas entre algunos grupos y la policía.
Hasta hace poco, las cifras que dejan estos enfrentamientos parecían imposibles para una de las principales capitales financieras del mundo y un bastión de estabilidad social.
Más de 6.000 arrestos, 16.000 rondas de gases lacrimógenos, 10.000 balas de goma.
A medida que la sensación de crisis política se profundiza y las divisiones se refuerzan, China ve detrás de esta situación la mano siniestra de la intromisión extranjera.+
BBC