“Yo asesiné a tres personas porque me tenían obstinado”

Anfernys Johan Villalobos Silva, de 19 años de edad, señalado como presunto indiciado del triple homicidio ocurrido la madrugada del domingo pasado en una de las habitaciones de la residencia signada con el número 50, ubicada en la calle 3 del sector Samán Tarazonero del municipio Santiago Mariño, antes de morir en un presunto enfrentamiento con funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, adscritos a la Base de San Pablo en Turmero, reveló a su señora madre, quien reside en San Vicente al oeste de la ciudad de Maracay, toda la tragedia vivida en El Mácaro y se declaró convicto y confeso de la muerte de tres personas, según la información proporcionada a los medios de comunicación social.

La vivienda que muchas veces visitó el enamorado
La vivienda que muchas veces visitó el enamorado

Antes de entrar en detalles de los hechos, se permite informar, y de acuerdo a la versión de los familiares, el joven era un destacado deportista, buen vecino, amante de las cosas buenas y muy inteligente.

La gente le auguraba éxitos en la vida como una persona de bien a la sociedad. Sin embargo, en un pasaje de la vida o el destino de los hombres, conoció a una adolescente, de 16 años de edad, quien con el pasar de los meses la hizo su novia.

La muchacha había sido procreada de la relación sentimental entre Royver Manuel Suárez Seijas (38), de oficio mecánico e Ingrid Margarita Maldonado Morgado, de 38 años de edad, ama de casa.

Como quería jugar limpio y mantener una relación seria, el muchacho se trasladó a la casa de los padres de su novia, presentándose como el novio oficial de la menor y quizás en un tiempo muy corto hacerla su pareja.

Sin embargo, su estilo de persona, su forma de ser y como se trataba de una persona de pocos recursos económicos, su presencia cayó muy mal a los parientes de la futura mujer.

Las víctimas del fatal homicidio ocurrido en la madrugada del domingo en Samán Tarazonero
Las víctimas del fatal homicidio ocurrido en la madrugada del domingo en Samán Tarazonero

ALLÍ COMENZÓ EL DRAMA

Cómo el sentimiento era muy grande entre la chica y Villalobos, la relación siguió por el camino más difícil de la vida. La intención del presunto homicida era ser aceptado en el seno de la familia y buscaba cualquier alternativa de ganarse a los futuros suegros.

Sin embargo, contaron los parientes del muchacho, la situación empeoró y los progenitores de la novia, agredían física y verbalmente al joven e igualmente a su novia. Incluso en una oportunidad lo denunciaron ante las instancias correspondientes.

En resumen, Royver e Ingrid María no aceptaban la relación, y el error más grande que incurrió el enamorado fue seguir tras los pasos de la adolescente, quien también le expresaba sentimientos de enamoramiento. Había química entre ellos.

Hasta que llegó la fatídica madrugada del domingo, cuando a las 3:00 a.m., Anfernys, con un martillo y cuchillo atacó ferozmente a los suegros y la abuela de la joven, ocasionándole la muerte. Los cuerpos fueron cubiertos con una sábana.

Antes de emprender la huida, “la novia“, según el testimonio de la familia del ciudadano, lavó la sangre que impregnaba el piso de la vivienda y se fue con su enamorado hasta San Vicente.

MADRE ECHEME LA BENDICIÓN QUIZÁS SEA LA ÚLTIMA VEZ

Estando en la casa, Villalobos Silva le expresó a su señora madre lo siguiente: “¡Acabo de matar a tres personas!” “Esos señores me tenían la vida hecha cuadritos y ya no los soportaba“.

Antes de marcharse dijo: “¡Mi vieja, necesito un abrazo tuyo!” “Quiero que tu calor me abrase y sentirme por un momento amado y querido por ti, écheme la bendición“. ¡Quizás nunca volvamos a vernos más!

Aquellas palabras resonaron muy fuertes en los oídos de esa mujer humilde que no conseguía una explicación lógica ante la reveladora historia de criminalidad. Y de pronto el joven se perdió ante la mirada de sus seres queridos.

OTRO ERROR

Anfernys incurrió en otro error. Luego del crimen, se llevó el teléfono de Royver Suárez y los funcionarios, a través del GPS, ubicaron el paradero del presunto homicida entre La Julia y la Zona Industrial Güere. Andaba desorientado por el monte.

Antes de suceder el acto de resistencia, el sospechoso abrió de nuevo el móvil para comunicarse con su padre, pidiendo que por favor le echara la bendición, expresándole la siguiente frase: “¡Padre, perdóname, sólo pido tu bendición!”

Poco después cayó muerto en un enfrentamiento, cuya versión fue desmentida por los parientes. “El no se enfrentó a los funcionarios, y sí mató a tres personas, pues también debió pagarlo así. Llevarlo preso a Tocorón, sería otro drama para la familia“.

Se trató de una historia de amor, desamor, rechazo y sangre. Como dicen los poetas: “¡Hay amores que matan!

LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
fotos | RAFAEL SALGUERO