Día Nacional de la Alimentación “pasa por debajo de la mesa”

Ante las dificultades que enfrentan cotidianamente los venezolanos, muchos se preguntan cómo se puede celebrar o conmemorar el Día Nacional de la Alimentación, en medio de una crisis que agobia a gran parte de la población, la misma que día a día lucha por poder llevar la mayor cantidad de productos posible a su mesa y tratar de tener una dieta medianamente balanceada.

En ese sentido para muchos este día que se oficializó a partir de 1951, luego que un 18 de noviembre se creara el Instituto Nacional de Nutrición (INN), en 1949; “pasará por debajo de la mesa”, ya que la ciudadanía critica las fallas en las políticas sociales implementadas por el Gobierno Nacional, para “garantizar el bienestar nutricional de la población venezolana”, ya que la misiones para atender a las comunidades, en muchos de los casos, no llega como objetivamente se propuso.

Un ejemplo de ellos son las continuas denuncias de las irregularidades en la venta de los alimentos subsidiados por el Estado venezolano a través de los Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) y las fallas en los programas de alimentación escolar, ya que en numerosas escuelas no se cumple, de forma tal de garantizar una alimentación completamente balanceada.

Pedro Labrador, habitante del municipio Mariño resaltó que la situación es cada vez más difícil para nutrirnos como debiera ser, “primero porque el dinero no alcanza para cubrir nuestras necesidades básicas como la alimentación (…) estamos en un día a día, si hoy consigo como, si no consigo no como”, refirió mientras señalaba que carne comen eventualmente cada 15 días.

Además aparte de no tener un buen plato de comida, han sacado de sus rutinas, las cosas de esparcimiento y estará en vilo las Navidades o al menos, las típicas cenas navideñas u otras tradiciones como los sancochos del domingo.

Por su parte Pedro Amundaray, padre de dos niños pequeños, dijo “como está la situación en el país no se puede celebrar eso, porque en estos tiempos hay que trabajar tres tiempos extras, si es posible, para medio poder llevar la comida a la casa, y todavía no sería una comida balanceada (…) la carne y el pollo es lo que más cuesta consumirlo, y ya lo que uno come mayormente es granos y sardina, arroz y pasta”.

Cabe destacar que lo que si ha surtido cierto efecto es el incentivo al uso de alimentos autóctonos en las comidas diarias y tener sus propios cultivos en casa, para apalear la situación como reconoció Amundaray que aplican en su hogar.

Marielsi López, recordó que cada día sube los productos alimenticios y la falta de empleo o los salarios bajos, agravan la situación, por lo que en su caso, tratan de ahorrar lo más posible para entonces viajar al país vecino de Colombia para abastecerse, que puede resultar mejor, ya que aquí hasta comprar la leche para sus niños se ha puesto casi imposible, llegando a costar el kilo más de 80mil bolívares, “y con el sueldo de aquí de verdad que no alcanza”.

En otros casos más extremos, personas se han visto en la necesidad de salir a la calle a pedir comida o comer en un comedor popular, como mencionó Luis Caceres Linarez, quien vive solo “en un rancho que casi se le cae encima. Por eso bajo todos los santos días al comedor de la iglesia a buscar la comida, porque sino ya hubiese pelado gajo”, expuso.

No obstante, la expectativa colectiva es que más pronto que tarde se regularice la situación económica del país de forma tal que cada uno pueda acceder en mejor proporción a los alimentos necesario para vivir.

El Siglo.-