Monseñor Rafael Conde ofició eucaristía en la Catedral de Maracay

Como parte de los actos litúrgicos de despedida de Monseñor Rafael Conde a su paso por la Diócesis de Maracay y en víspera a la llegada del nuevo sucesor Monseñor Enrique Parravano Marino, en la mañana de ayer se celebró una eucaristía de acción de gracias en la Catedral de la capital aragüeña.

La feligresía católica se hizo presente en la Catedral, donde junto al párroco Jesús Díaz se ofició la misa, y de esta manera como homenaje al Monseñor agradecieron a Dios su bondad, amor, misericordia y el privilegio que entregó al saliente nuncio apostólico, durante todo su recorrido, el cual duró once años específicamente, luego de que un 12 de febrero del año 2008, el papa Benedicto XVI le nombrara como el representante principal de la santa sede en Aragua.

No obstante, luego del acto de comulgar por parte de los devotos presentes, Monseñor Conde tomó la palabra para expresar su agradecimiento por el acto religioso de amor y de fe de toda la feligresía asistente a la que bendijo en nombre de Dios y la Virgen Santísima.

“Gracias a Dios por darme el privilegio de estar al frente del servicio pastoral de todos los fieles de esta Diócesis de Maracay, gracias a los seminaristas que vemos hoy en un número crecido, con un sentido de provincia, porque no todos son del estado Aragua, hay también de Cojedes, Guárico y otras latitudes más, gracias a los religiosos y religiosas que con su testimonio de fe, entrega y servicio, han contribuido y seguirán contribuyendo a la construcción del reino de Dios, que Dios les siga acompañando que María Santísima Madre de Dios y Madre nuestra, que tuvo tan cerca del ministerio de la Salvación, y en el momento que se enteró de que iba a ser escogida para ser la madre del Salvador, hasta el final acompañó a su hijo, hasta los pies de la cruz y ahora también acompaña desde el cielo para interceder por cada uno de nosotros”, dijo.

Monseñor Rafael Conde junto al padre Jesús Díaz

Por otro lado, pidió para su sucesor Monseñor Parravano todas las consideraciones, colaboración y ayuda, así como las muestras de afecto y cercanía de las que él mismo ha sido testigo en su paso por la Diócesis.

Finalmente dijo que la eucaristía no se trataba en si de una despedida sino que recalcado lo dicho por el Padre Díaz, era una acción de gracias “por la lluvia de bendiciones que Dios ha derramado sobre mí a lo largo de estos años y a través de mí sobre esta comunidad de Aragua”.

“Estoy muy contento de ver este gesto de cercanía, de cariño de la gente que se ha acercado con la idea, no de despedirme, sino de saludarme, lo que me hace sentir que soy parte de la familia aragüeña”, culminó diciendo”.

JOSÉ LUIS BLANCO | elsiglo