“Comer carne roja alguna vez en la semana es una bendición”

Los consumidores y amas de casa que transitaban en la mañana de este martes por el centro de Palo Negro, aseguraron que comer carne se ha convertido en una bendición que le ocurre a pocos, ya que los precios del rubro se ubican entre los 55.000 y los 60.000 bolívares.

Carne por las nubes

Muchos palonegrenses para poder sobrevivir sin dicha proteína, han resuelto con diferentes maneras, comprando otros alimentos que puedan sustituir los beneficios que brinda la carne al cuerpo humano, o simplemente dejando de comerlo y sólo tener en el plato de su casa los carbohidratos como el arroz y la pasta en conjunto de plátanos fritos.

En ese orden de ideas, Claudia Martínez acotó, “en mi casa ya no se puede comer carne como antes, lo que yo gano trabajando todos los días de peluquera no me alcanza para tan grandes costos, hay mucha necesidad tanto en mi familia como en la de todos los venezolanos. Ya no se puede vivir más así, el Gobierno debe encontrar una solución a esta disyuntiva que no sólo se trate de aumentar el sueldo o de los bonos que dan para paliar el asunto de la carestía”.

Carlos Bueno

Carlos Bueno resaltó, “yo, además de no trabajar, la situación del país se complica más al pasar del tiempo, algunas veces tenemos semanas o al menos meses en que agarramos un “respiro” pero siempre vuelve a ir peor, y eso se refleja en cualquier lugar a donde vayas, y la mayoría de las veces es con el precio de la carne. En todas las carnicerías que he recorrido, el kilo tiene un precio distinto. Mi hija vive en el exterior y con el dinero que ella me transfiere es que puedo adquirir la comida de la semana, sin eso ni pudiera comprar una chupeta”.

COMO REYES

Cada una de las personas que se encontraban transitando por las calles de “El Samán Quemado”, conocido así igualmente por su gentilicio, acentuaron que todos los venezolanos vivirían “como unos reyes” si el dólar se oficializara como el cono monetario nacional.

Bárbara Talavera

Por ello, Bárbara Talavera, trabajadora de una de las carnicerías que se encuentra en la calle Bolívar del pueblo de Palo Negro, agregó que “por no tener el dólar como moneda oficial, la carne todo el tiempo llega más cara, las personas piensan que nosotros queremos venderla a ese precio, pero no es así. Si los vendedores nos aumentan el costo ¿cómo pueden pagarle a cada uno de los carniceros y a nosotras que atendemos detrás del mostrador? Es muy fuerte la situación de los dos lados de la historia”.

Asimismo vale precisar que muchos de los jubilados de la zona, agregaron que la pensión tampoco basta para adquirir algunos de estos productos, llegando sólo a comprar medio cartón de huevos o caraotas si rebuscan en los lugares más lejanos y escondidos del centro.

En ese sentido, Líboli Coto comentó, “es demasiado excesivo los precios de todo, de la carne, los huevos y el queso. Los comerciantes de Palo Negro están haciendo lo que les da la gana y nosotros con unas “pensioncitas” que no cubren nuestras necesidades. Para las personas trabajar ya no es como antes, que disfrutabas de lo que hicieras y con un buen sueldo, ahora ni para salir a comerte un helado se puede”, dijo.

Finalmente, como los precios varían en cada establecimiento en el casco central de Palo Negro, el gentilicio debe rebuscar en distintos sitios para poder encontrar los costos que se puedan ajustar a sus bolsillos, y así adquirir otros productos de la canasta alimenticia, terminando en un día totalmente agotador y tedioso para los habitantes.

MARÍA F. GARCÍA (pasante) | elsiglo
fotos | JOEL ZAPATA