El salario y su curiosa relación con la sal

El salario es un término que está muy presente en nuestras vidas cotidianas, sobretodo en el ámbito laboral, pero… ¿conoces su interesante origen y su relación con la sal?

Etimológicamente esta palabra que hoy usamos tan a menudo deriva del latín ”salarium”, lo cual vendría a traducirse y significar como algo parecido a pago por sal o pago de sal.

Para poder entender este término y el porqué se pagaba con esta sustancia, es necesario remontarse a los años en donde existía la antigua cultura egipcia.

En este período histórico se solía pagar a los trabajadores y soldados con sal porque se consideraba un material sumamente importante.

¿Por qué usaban la sal como método de pago?

Eso pasaba porque principalmente usando la sal era una de las escasas formas de conservar las cosas, especialmente la carne. Esto se realizaba sumergiendo el alimento en sal y dejando que fermentaran por sí solos.

La sal era considerada como una moneda de cambio, cuando los soldados y trabajadores eran pagados con dicho material podían o bien usarla ellos mismos, venderla o cambiarla por cualquier otro artículo que necesitasen.

Luego de algunos años, cuando este proceso histórico y cultural terminó, y se instauró el Imperio Romano, éstos siguieron utilizando la sal como ítem para realizar transacciones comerciales y económicas, ya que aún era una gran forma de conservar la carne y demás productos perecederos.

Inclusive, se construyó un camino que conectaba las salitreras de Ostia con la ciudad de Roma, al cual llamaron la “Vía Salaria”. Hoy en día es el actual Porto d’Ascoli, en la costa del mar Adriático y recorre en total 242 km.

A los soldados romanos que trabajaban en esta vía se les pagaba gran parte del “salario” en sal, a la cual denominaban como ”salarium argentum” y que vendría a traducirse como ”agregado de sal”.

La sal causó un impacto tan grande y fue considerada tan importante que incluso se llegó a usar para realizar transacciones de compra/venta de esclavos, y de aquí es de donde también viene la expresión de “no vale su sal”.