Los seres humanos lloran ya sea por razones emocionales o para limpiar el ojo de polvo, insectos, o agentes lacrimógenos, que son sustancias químicas que nos hacen llorar.
Cuando cortamos una cebolla, sus enzimas se mezclan con otros compuestos y producen una gas llamado sulfóxido de tiopropanal, que reacciona con las lágrimas y forma ácido sulfúrico.
Esta irritación alerta a los sistemas del cerebro que le informan a las glándulas lagrimales que formen lágrimas para limpiar el ojo.
Estas son lágrimas reflejo, que también surgen por la tos o el bostezo.
Las lágrimas emocionales son diferentes. Tienen más prolactina, hormona adrenocorticotropa y encefalina (un calmante natural).
Partes del sistema límbico del cerebro -incluyendo el hipotálamo- controlan las respuestas como el miedo, la furia o la tristeza, y este sistema le puede indicar a las glándulas lagrimales que produzcan lágrimas.