Vecinos sueñan con el rescate del gimnasio Alfredo “Ratón” Márquez

Entre monte, huecos y óxido se encuentran los restos del gimnasio cubierto Alfredo “Ratón” Márquez, ubicado en San Joaquín de Turmero, municipio Santiago Mariño, instalaciones que albergaron importantes competiciones de voleibol, que fueron un semillero de esta disciplina de la volea.


América Velásquez, vecina del sector, rememoró lo importante que esta instalación deportiva fue para el estado; “yo recuerdo cuando construyeron ese centro deportivo, luego cuando lo tomaron como casa de abrigo para damnificados, después de eso quedó en completo abandono, y bueno ahora es el escondite de los antisociales de la comunidad”.

Velásquez aseguró que “esta situación que estamos viviendo en el país llevó al desmontaje de toda esa infraestructura, porque yo misma he visto cuando se llevan las láminas de zinc, las vigas, ya allí no queda nada”.

“Yo también fui partícipe de un campeonato nacional que realizaron en ese gimnasio, y sus estructuras estaban completas, más bien quedé sorprendida cuando entré por primera vez”, recordó Velásquez ante la soledad que ahora impera en el sitio.

Sobre el tema, Ronald Cedeño agregó: “Todas las tardes yo iba a practicar para ese centro deportivo, yo soy fanático del voleibol y ver esas estructuras pudriéndose me da mucha nostalgia”.

Comentó que el gimnasio “podría ser la salvación de muchos jóvenes que se encuentran en la calle, perdidos en las drogas, alcohol y malos hábitos, las autoridades competentes deberían recuperar esas instalaciones y darle un buen uso, ya que de allí podrían salir grandes profesionales en el voleibol”.

Vale la pena destacar que ese terreno pertenecía al Ministerio de Agricultura y Cría, pero fue destinado a la construcción de este gimnasio, moderno para la época.

Juan Pimentel recordó que “primeramente ese terreno era del Ministerio de Agricultura, allí yo siempre iba para ver algunas prácticas de horticultura y otras, seguidamente esa misión no se siguió cumpliendo, y quedó en el abandono, es allí donde lo retoman, pero como un centro deportivo”.

Pimentel contó que “los primeros años fueron excelentes, pero ya después de un tiempo para acá se comenzaron a robar el techo, pocetas, aires acondicionados, hasta el piso que era de madera se lo llevaron, no se han llevado las paredes porque no pueden”.

Se presume que el desvalijamiento haya comenzado en la época en la cual el gimnasio fue convertido en un refugio para damnificados del lago, debido a que dejó de contar con la vigilancia necesaria para su seguridad.

CÉSAR ORTEGA | (pasante) | elsiglo