Últimamente se ha vuelto costumbre ver en distintas partes de la Ciudad Jardín improvisados tarantines de ropa, zapatos, juguetes y corotos en las esquinas o cuadras de distintos barrios y zonas maracayeras, se ha vuelto una moda o es la necesidad la que lleva a muchos a vender sus cosas usadas y poner a producir eso que ocupa mucho espacio en los hogares.
En este sentido, Mary Carmen Flores sostuvo, «muchas personas no pueden comprar ropa nueva, se ha vuelto inaccesible y el venezolano siempre busca la vuelta para adquirir lo que necesita, la venta de ropa nueva ha bajado una barbaridad, ya que sólo buscan comida como prioridad».
Es por ello que la nueva opción de vender y comprar ropa usada se ha vuelta una modalidad más accesible, «mientras una blusa nueva cuesta 50.000 bolívares, una blusa usada en un gancho de ropa en la calle cuesta 5.000 Bs., ahí los compradores comparan y prefieren algo usado en buen estado, no importa quien lo usó pero cambia un poco el vestuario diario o para alguna ocasión especial», precisó Flores.
Gisela Núñez, vendedora de ropa desde hace algunos años indicó, «en cuánto tienen que poner el sueldo para que las personas puedan por lo menos comprarse una blusa por mes, sólo con ver alrededor te das cuenta que las ventas están muy bajas y casi nulas, hay días que ni para agarrar Mil bolívares para el pasaje le alcanza a uno».
Mientras tanto, María Dos Santos, vendedora de ropa usada en las afueras de un mercado explicó, «esta modalidad es nueva aquí en Maracay, en la ciudad de Caracas hay personas que venden hasta trajes y vestidos de gala, aquí en diciembre eso fue una sensación muchas personas, vendieron sus pertenencias hasta para irse del país, y es que la diferencia del precio de una ropa nueva a una usada es una barbaridad».
Agregó Dos Santos que muchos venden ropa a consignación, traen la ropa y yo se las vendo, y siempre algo se vende, estoy aquí de martes a domingo y siempre hay buen movimiento, igual ofrezco otras cositas como maquillaje y bisutería para acompañar las prendas que traen los clientes o que yo misma llevo de mi casa para ofrecerla».
En muchos hogares siempre hay acumulación de ropa y zapatos en buen estado que ya se dejó de usar por distintos motivos y no es una mala opción ponerla a la venta para la entrada de un dinerito extra o incluso usarlo para adquirir otras cosas.
NEHOMAR J. AZÓCAR S. | elsiglo
fotos | JOSÉ RAMÓN GONZÁLEZ