Las investigaciones periodísticas e incluso policiales relacionadas con la masacre de Pica Pica, en la invasión La Esperanza, una zona colindante con los municipios Bolívar y José Félix Ribas, en San Mateo, cuyo hecho de sangre desgarrador y tenebroso, ocurrió en la madrugada del Domingo de Resurrección, dieron un giro de 180 grados.
De acuerdo a las fuentes consultadas, y, de paso, se aclara públicamente que en ese múltiple homicidio no están presentes las hipótesis del ajuste de cuentas o venganza entre bandas rivales que liman sus diferencias a tiros, sino aparentemente que el “chispazo” que originó la masacre de San Mateo, se debió porque los presentes, al parecer, mantenían el equipo de sonido a alto volumen.
Se dijo que en ese sitio, se celebraba el cumpleaños de una de las hijas de losdueños de la vivienda y supuestamente, los invitados, tenían el equipo de sonido subido de volumen y las ondas sonoras molestaban el sueño a altas horas de la noche de ciertos residentes.
Esa “inconformidad” llegó a los oídos de uno de los presuntos “líderes negativos” de La Esperanza y éste se acercó a la casa, expresándole a lo “mero macho” que le bajara el volumen al equipo.
A MI MANERA
A su encuentro habría salido el jefe de familia y en medio de la situación le respondió lo siguiente: “Es mi casa y estoy celebrando el cumpleaños de mi hija. Considero que tengo derecho y no estoy faltándole el respeto a nadie”.
Minutos más tarde el extraño visitante le replicó: “Tranquilo, que lo voy a resolver a mi manera”, y se retiró sin decir más nada.
Al rato se hizo acompañar de dos hombres más, pero en esa segunda visita venía “calzado”, es decir, armado hasta “los dientes”.
Y sin comentar alguna frase, el presunto delincuente y los demás esbirros abrieron fuego parejo con armamento de alta potencia. Aunque no hubo vocero oficial sobre el asunto, se dijo que los antisociales utilizaron armas de guerra.
Sin compasión, los sospechosos dispararon contra mujeres, menores y adultos de la tercera edad, y en su accionar, asesinaron a nueve personas, incluyendo tres mujeres y seis caballeros. Sus cadáveres quedaron esparcidos en distintos lugares de la casa.
Para hacerse sentir y además enviar un mensaje a la comunidad que ellos son los que “mandan en el barrio”, procedieron a rociar gasolina a las víctimas e inmediatamente le prendieron fuego.
VÍCTIMAS CARBONIZADAS
Tras suscitarse ese maquiavélico acto de criminalidad, seis de las nueve víctimas fatales quedaron carbonizadas y dos quemadas parcialmente, y el novenoperforaciones de proyectil a nivel de la espalda, según la información facilitada a los periodistas.
Asimismo se dijo que dos jóvenes, entre ellos un menor de 12 años, resultaron heridos, y el chiquillo se hizo “el muerto entre los muertos” para “salvar su pellejo”.
Luego los homicidas huyeron del lugar dejando un escenario envuelto en sangre, dolor y tristeza. Poco después el menor, mostrando valentía y coraje, se levantó todo ensangrentado y se dirigió a un comando de las milicias, donde pidió apoyo tras rendir declaraciones de lo ocurrido en Pica Pica.
TOMA POLICIAL
Tras verificarse la información, los distintos cuerpos de seguridad del Estado venezolano, llámese GN, PA, Conas, Cicpc, FAES, DIEP y la Policía Municipal de Ribas, tomaron La Esperanza, realizando un amplio operativo tras la captura de los homicidas.