Nuevas reglas del enamoramiento cibernético

Alrededor de este ancho planeta hay miles de rituales con motivo de encontrar a tu media naranja, algunos bastante insólitos. En Kirguistán, por ejemplo, hasta 1991 año en el que la práctica fue prohibida- las novias podían ser secuestradas por la calle por sus novios.

Nosotros no tenemos ninguna práctica tan peculiar, pero también flirteamos, como cualquiera. Y a veces estamos tan cegados por la persona que acabamos de conocer que no nos damos cuenta de que hacemos un ridículo espantoso en su presencia o que simplemente en su frente todo el mundo puede leer (menos tú) que no está interesada.

La empatía

Cuando una chica le envía un mensaje a un chico y este no responde, por lo general, ella sabe captar la indirecta. Pero a veces los hombres no saben aceptar un ‘no’ por respuesta. Sobre todo cuando el ‘no’ no se ha dicho de manera verbal o explícita. La línea entre el tipo que no se entera de nada y el que llega a acosar con cientos de mensajes sin respuesta es muy fina.

El truco de “esperar tres días” ya no se lleva

Una mujer no te va a decir que le das mal rollo. Como cuentan en ‘Men’s Health’: “hay momentos que para cualquier cabeza humana pueden ser bastante incómodos. No te abalances sobre ella en un callejón oscuro en una primera cita.

Hemos enumerado una serie de acciones que las mujeres, por lo general, suelen hacer inconscientemente cuando están enamoradas o por lo menos interesadas en un hombre. Aunque les hemos dado una vuelta y quizá también puedan significar… otras cosas:

  • Sonríe todo el rato en tu presencia. A lo mejor le ha dado “un aire” y se le han quedado así los músculos de la cara.
  • Hay mucho contacto visual. Quizá es miope y necesita enfocar la vista.
  • Adora tus manías. Si tu ‘hobby’ es coleccionar maniquíes y encerrarlos en el sótano de tu casa y aún así le parece tierno, entonces mejor pide asistencia médica. Para los dos.
  • Te busca todo el rato. ¿No será que le debes dinero?
  • Comparte sus anécdotas vergonzosas. Teniendo en cuenta que tú coleccionas maniquíes no nos parece tan extraño, la verdad.