Buhoneros de la Rivas Dávila fueron de gran ayuda para más de uno

Al parecer con el apagón nacional que se registró en horas de la tarde del pasado jueves, los comerciantes informales de la ciudad de La Victoria, municipio José Félix Ribas, comenzaron a ser el resuelve de más de uno.

Desde alimentos de todo tipo, frutas, verduras, ropa, tubérculos, hasta parte de electrodomésticos y cargadores puede conseguir una persona con tan sólo darse una “pasadita”, por la avenida Rivas Dávila, del centro de la capital de la entidad ribense.


Victorianos aseguraron que los comerciantes de la avenida Rivas Dávila fueron su salvació

En este sentido, los puestitos dispuestos a lo largo de las aceras de esta céntrica avenida, laboran desde bien temprano y en su mayoría cobran en efectivo, pues es la manera más práctica de hacer las transacciones a consecuencia de los problemas que hay con los puntos de venta.

Ante este hecho muchos son los ciudadanos que manifestaron que estos comercios se han convertido en un salvavidas desde finales de la semana pasada, pues en ellos se albergaron cuando los demás establecimientos estaban cerrados, por los problemas con la energía eléctrica.

“La luz se fue y nosotros quedamos como en la nada y no nos quedó de otra que sacar el efectivo que teníamos y dirigirnos hasta esta avenida y conseguir lo que estábamos buscando para resolver, entre tanto se normalizaba todo. Luego llegó la luz y con ella los problemas con los puntos y el Internet; y hasta ahora seguimos viniendo para esta avenida”, comentó María Padrón, mientras caminaba entre los puestos.

Virginia Fernández dijo, “yo no soy muy partidaria de comprar en buhoneros, pero en esta ocasión fueron de gran ayuda y hasta los bachaqueros fueron necesarios. Es imposible como estos problemas, hacen que se acentúen más los inconvenientes sociales y lo que hacen es mandarnos a jugar ludo y reunirnos en las plazas”.

Por su parte, Isidro Carreño comentó, “para todo hay solución y la de los victorianos para comprar cualquier cosa volvieron a ser los buhoneros de la Rivas Dávila, qué contrariedad”, exclamó entre risas el adulto mayor.

DANIEL MELLADO | elsiglo