Las distintas edades de la fertilidad

A tenor de los datos que nos ofrecen, año tras año, las autoridades sanitarias internacionales y locales, la infertilidad ha pasado de ser un problema del que apenas se hablaba a convertirse en una epidemia.

Asegura la OMS que una de cada cuatro parejas tiene problemas para lograr el embarazo de forma natural.

La Sociedad española de Fertilidad, por su parte, cifra en un 15% las parejas españolas con problemas de infertilidad.

Las causas son muy variadas, pero aquí queremos centrarnos exclusivamente en las relativas a la edad reproductiva de la mujer.

Un aspecto que no se viene teniendo en cuenta lo suficiente.

Es preciso, pues, hablar de las diferentes edades de la fertilidad y hacerlo con vistas a evitar sorpresas inesperadas y desilusiones tardías.

Es decir, para tratar de evitar que cuando la mujer quiera quedarse embarazada sea ya demasiado tarde.

Hasta no hace mucho ha existido cierta creencia generalizada de que no era difícil para la mujer traer un niño al mundo hasta los 40 años. Ni cierto ni falso.

Si bien una mujer puede quedarse embarazada a esta edad, corriendo ciertos riesgos para su salud y la del bebé, también lo es que con 31 la salud reproductiva empieza su declive.

Por salud reproductiva en este caso entendemos no sólo la cantidad de óvulos susceptibles de ser fecundados por el espermatozoide masculino, sino también su calidad.

Esto es, que carezcan de problemas genéticos  que puedan poner en riesgo el desarrollo saludable del bebé.

La fertilidad a los 20.

Si te encuentras en la década de los 20, tu fertilidad se encuentra en su pico máximo.

En esta etapa, las posibilidades de conseguir un embarazo son muy elevadas debido al número de óvulos.

La probabilidad de conseguir un embarazo de una mujer que tiene 20 años está entre el 20 y el 25%.

Los óvulos en esta etapa son de muy buena calidad, también si quieres contribuir a la fertilidad de otras mujeres. Puedes donarlos.

La donación ayuda a otras mujeres y parejas con dificultades para concebir.

En los últimos tiempos, se ha incrementado el número de personas que necesitan ovocitos de donante.

Por ello, este gesto altruista es muy importante en los tratamientos de reproducción asistida.

Otra opción a los veinte es preservar la maternidad gracias al tratamiento de vitrificación de óvulos.

Se trata de una técnica de congelación ultrarrápida de ovocitos.

Los óvulos se mantienen conservados en nitrógeno líquido durante un tiempo indefinido.

De esta manera, podrás mantener tus óvulos congelados hasta el momento que decidas ser madre, sin preocuparte por el deterioro de la fertilidad.

La fertilidad a los 30. 

A partir de los 30 años, la mujer  comienza a experimentar un declive de la fertilidad.

La tasa de fertilidad por mes de las mujeres en la treintena es de un 15% aproximadamente.

Los 31 son un punto de inflexión.

La causa está en que cada mujer nace con una determinada cantidad de óvulos y estos no se dividen, esto significa que los óvulos tienen la misma edad que la mujer.

Después de los 35, la capacidad fertilizante de los óvulos es menor.

Por esta razón una mujer que intenta quedarse embarazada, debe consultar con el especialista después de más de seis meses  de búsqueda activa sin resultado positivo.

La fertilidad a los 40.

La madurez y la estabilidad son factores que se tienen en cuenta a la hora de decidir en qué momento ser madre.

Cada día son más mujeres las que desean serlo después de los 40.

Con esta edad, la posibilidad de concebir de forma natural  es inferior al 5%.

Con el paso del tiempo se produce un declive en la capacidad reproductiva.

Las mujeres que sueñan con ser madres a partir de esta edad, deberán buscar ayuda solo tras 3 meses intentado tener un bebé sin éxito.

Si la maternidad se encuentra entre tus prioridades, no lo dejes.

Puedes realizarte un test de fertilidad entrada la veintena, para detectar posibles problemas, no sólo en la reserva ovárica, sino también en relación a enfermedades relacionadas con este problema.

Cuando se trata de tener hijos, el tiempo, más que nunca, es oro.