¿Por qué nos enfadamos cuando tenemos hambre?

Muchas personas se ponen de mal humor cuando tienen hambre y esto tiene una explicación científica. Tanto es así que el Diccionario de Oxford, el equivalente al de la Real Academia Española pero en inglés, ha aceptado un neologismo que es un juego de palabras entre hunger (hambriento) y angry (enfadado). La nueva palabra es “hangry”.

Esta predisposición a enfadarse cuando se tiene hambre no es común a todas las personas. Hay quienes se ponen de mal humor y se enfurecen, mientras que la fanta de alimento no afecta al estado anímico ni emocional de otras.

Un grupo de psicólogos de la Universidad North Carolina at Chapel Hill en Estados Unidos ha realizado una serie de estudios sobre el hambre y el estado anímico.
En una de las pruebas, se les mostraba a los voluntarios imágenes positivas, negativas y neutras y debían evaluar en una escala de puntos si les parecían agradables o desagradables. Además, debían decir si querían comer en ese momento.
Los resultados revelaron que los participantes hambrientos daban puntuaciones negativas a las imágenes, pero esto sucedía si anteriormente habían visto imágenes desagradables, mientras que esto no pasaba si antes habían visto imágenes positivas o neutras.
De esta forma, concluyeron que las situaciones desagradables crean un contexto en el que el hambre afecta más negativamente a la persona. Es decir, si se ha tenido un mal día, la falta de comida generará mal humor y estrés.

El hambre y la consciencia de las emociones

Los investigadores, partiendo de la hipótesis de que el estado de ánimo negativo no es solo generado por el entorno negativo, decidieron continuar su investigación. Para comprobarlo, pidieron a varios estudiantes que acudieran en ayunas y a otros que desayunaran bien antes de concurrir a la prueba.
Luego, los voluntarios tuvieron que realizar un ejercicio escrito tedioso en un ordenador que se colgaba en la mitad de la prueba. Al suceder esto, uno de los investigadores ingresaba a la sala y culpaba al estudiante del fallo.
Al finalizar la prueba, se pedía a algunos estudiantes que rellenaran un cuestionario en el cual se les preguntaba acerca de sus emociones durante el experimento.
El resultado fue que las personas que estaban en ayunas y no completaron el cuestionario sobre sus emociones se sentían más enfadados y estresados, pero esto no sucedía con los que habían hecho este ejercicio escrito, incluso los que al comenzar habían manifestado tener hambre.
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La conclusión a la que llegaron los científicos es que somos más capaces de dominar nuestras emociones cuando somos más conscientes de ellas, lo que nos ayuda a dominar el mal humor que nos produce tener hambre.
Parece que la conexión mente-cuerpo juega un papel fundamental con el domino de las emociones, y estar atentos a las señales de hambre, cansancio y otras alertas nos permite mantener nuestro buen humor y nuestra salud mental.