El Ejército niega que haya una “guerra civil” en Birmania

El Ejército birmano negó hoy que haya una “guerra civil” en Birmania (Myanmar) y reiteró su voluntad de “aniquilar” a los rebeldes del Ejército Arakan (AA, sigla en inglés) en el estado Rakáin (antiguo Arakan), en el oeste del país.

Al menos 4.500 personas han sido desplazadas desde diciembre pasado en Rakáin debido a los combates entre los soldados y los insurgentes del AA, que el pasado 4 de enero mataron a 14 policías en un ataque contra cuatro comisarías.

“La lucha entre el AA y el Tatmadaw (Ejército birmano) no es una guerra civil. Es una guerra de aniquilación contra los rebeldes”, indicó el general birmano Zaw Min Tun en una conferencia de prensa en Naipyidó.

Zaw Min Tun, miembro de la Oficina del Comandante en Jefe, alertó a la prensa contra el uso de la expresión “guerra civil”, que, en su opinión, acabó en 1949, un año después de la independencia del país del Reino Unido.

El general Tun Tun Nyi, del cuerpo de propaganda del Ejército,recordó en la comparecencia que la propia la líder de facto del país, Aung San Suu Kyi, ordenó la ofensiva contra el Ejército Arakán por considerarlo un peligro para la “seguridad nacional”.

Las Fuerzas Armadas birmanas declararon el 21 de diciembre un alto el fuego durante 120 días en todo el país, con la excepción del citado estado, donde el Ejecutivo anunció el pasado día 4 una ofensiva para “aniquilar” al AA.

El Ejército Arakan, formado en 2009 para lograr mediante la lucha armada una mayor autonomía en Rakáin, es uno de los diversos grupos rebeldes alzados en armas en Birmania desde su independencia.

Al menos una decena de grupos guerrilleros rebeldes han firmado un alto el fuego con las autoridades, pero otros siguen combatiendo como el Ejército del Estado Unido Wa, el Ejército para la Independencia Kachin y el Ejército de Liberación Nacional Ta’ang.

Rakáin igualmente es el hogar de los rohinyá, una perseguida minoría musulmana a la que las autoridades birmanas niegan la ciudadanía y califican de “inmigrantes bengalíes”.

Unos 723.000 rohinyá han huido a Bangladesh desde agosto de 2017 a raíz de una ofensiva del Ejército birmano que el Alto Representante de la ONU para los Derechos Humanos calificó de “genocidio intencional” y “limpieza étnica de manual”. EFE