El ultraderechista Jair Bolsonaro, nuevo presidente de Brasil, dedicó ayer su primera jornada en el poder a la diplomacia y expresó su deseo de mantener una relación equilibrada y sin ideologías con China, así como se aproximó claramente a Estados Unidos.

Bolsonaro, quien asumió el poder este 1 de enero, tuvo este miércoles su primera jornada de trabajo efectivo en el Palacio presidencial de Planalto, donde recibió en audiencias separadas a un emisario del presidente de Estados Unidos y a otro del líder chino Xi Jinping.

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Brasil tiene actualmente como mayor socio a China, que aventaja por poco en esa relación a Estados Unidos, pero las dos potencias mundiales están enzarzadas en un conflicto comercial que pudiera alcanzar dimensiones globales y afectar a otros países.

Fuentes oficiales dijeron a Efe que ambos encuentros fueron “muy cordiales”, pero los temas tratados y la forma cómo fueron abordados dejan clara la alineación que el Brasil de Bolsonaro buscará con los Estados Unidos de Donald Trump y la distancia “ideológica” que le separa de China.

Desde el norte, llegó el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, quien antes de ser recibido por Bolsonaro se entrevistó con el nuevo canciller brasileño, Enrique Araújo, con quien coincidió en que ambos países podrán actuar juntos ahora contra los “regímenes autoritarios”.

Según dijo Pompeo en una rueda de prensa, “cuando se comparten valores” los Gobiernos “trabajan mejor” y Brasil y Estados Unidos tienen el mismo “deseo profundo” por una retomada de la democracia en Cuba, Nicaragua y Venezuela, países en los que afirmó que “las personas tienes dificultades para expresar sus opiniones”.

A su lado, Araújo dijo que Brasil ha comenzado un “alineamiento consigo mismo” y su “propio pueblo”, y añadió que la relación que se tejerá a partir de ahora con Estados Unidos será producto de ello.

“Brasil tiene que comportarse como un país grande” y buscar una “aproximación con naciones que comulgan con sus ideales”, para así “trabajar juntos por un orden internacional diferente”, que responda a “los valores de su pueblo”, sostuvo el nuevo canciller.

Pompeo tuvo luego una breve audiencia con Bolsonaro, en la que el flamante presidente brasileño le hizo una deferencia y le informó de que Brasil, así como Estados Unidos, saldrá del Pacto Mundial sobre Migraciones consensuado en el marco de las Naciones Unidas.

Un mensaje de claro contenido político, al que Bolsonaro agregó su intención de ampliar las relaciones con Estados Unidos en todas las áreas y sobre todo en la comercial, en el que la gran potencia americana compite con China por el estatus de mayor socio de Brasil.

Tras ese guiño al Gobierno de Donald Trump, Bolsonaro recibió a Ji Bingxuan, el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (órgano legislativo) y enviado especial del líder chino, Xi Jinping, a la investidura del presidente brasileño.

Bolsonaro también comunicó a China su intención de mantener y mejorar las relaciones, aunque en tono cordial subrayó que eso será al margen de todas las diferencias ideológicas que pueda haber ahora entre ambos países.

Según fuentes oficiales, el presidente manifestó su “intención de ampliar las relaciones bilaterales con China, independientemente del cambio en el contexto político brasileño y del escenario económico mundial”, lo cual parece sugerir un nexo mas “frío” con la potencia asiática.

Bolsonaro también conversó con Ji Bingxuan sobre la “importancia de una mayor diversificación de la pauta comercial” bilateral y de “ampliar las áreas de cooperación entre ambos países”.

Entre otros sectores, esa cooperación podría ser expandida en algunos apartados de ciencia y tecnología, agricultura y desarrollo industrial.

Según la Presidencia brasileña, Ji Bingxuan también le hizo un guiño a Bolsonaro en clave personal.

El dirigente chino mostró su admiración por la primera dama, Michelle Bolsonaro, que durante la investidura dirigió un mensaje a la multitud que aclamaba a su esposo en el lenguaje de señas de los sordomudos, que ella domina desde hace años.

Según el enviado de Xi Jinping, eso demuestra “una preocupación” con la inclusión de las personas con deficiencias”, que el Gobierno chino comparte y auspicia.

EFE