El mindfulness es la práctica de la conciencia plena. Consiste en estar atento al momento, sin distraer tu mente y focalizándote en la actividad que estás haciendo para sacarle el mayor rendimiento, inmersión y goce. Es una técnica que proviene del budismo y se utiliza mucho en meditación para relajarse y concentrarse en el aquí y el ahora, y así que las preocupaciones del día a día no interfieran en la meditación, donde tienes que estar al 100% para liberarte de las tensiones.

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Aunque a Occidente llegó a través de la meditación, poco a poco se fue usando en otros campos, como el arte, la escritura, el estudio o cualquier actividad que requiera concentración mental y creatividad, de forma que podamos sacar todo nuestro potencial. La autora sudafricana Diana Richardson decidió ir un paso más allá y acercar la técnica del mindfulness al sexo para lograr multiplicar el placer.

“Durante el sexo es normal que tu mente divague. Incluso si el sexo es gratificante, para las personas con vidas ocupadas y con muchas cosas en que pensar, puede ser difícil no pensar en ellas”, explica al portal británico Metro. Si tu vida también es una amalgama de responsabilidades y no puedes ni olvidarte de ellas durante un polvo, Richardson da unos consejos en su charla TED con los que introducirte en esta práctica y empezar a sentir nuevos orgasmos más profundos y concientes.

Lo primero: escoge bien el momento. Tener sexo consciente no es ni fácil ni automático. Al principio cuesta. Por eso, no puedes empezar a hacerlo cuando estás muy ocupado o distraído con mil cosas del trabajo. Tampoco si estás compartiendo casa y estás pendiente de no hacer ruido o molestar. Si quieres hacer sexo consciente y redescubrir los orgasmos y el placer, espérate al momento adecuado. “Siempre es mejor tener menos y mejor sexo”, recomienda Richardson.

La idea del mindfulness, además, no es silenciar tus pensamientos, sino disfrutar el polvo a lo carpe diem, centrándote en el momento. Así, asegura, las sensaciones serán más profundas. Por eso, para introducirse en este tipo de sexo, asegura que primero debes identificar lo que te preocupa y suprimirlo o desplazarlo de tu mente (por ejemplo, poniéndote un timming para solucionarlo y dándote cuenta que ahora no es el momento de hacerlo) y descubrir tus prejuicios, aquello que puede hacer que tu mente en cambio de disfrutar se desconecte hacia un rechazo inconsciente, y apartarlos.

Otro de los consejos es que estés consciente de qué pasa por tu mente. Si notas que estás divagando, abandona esos pensamientos y vuelve al momento del sexo. Pasa mucho que se nos va la imaginación y no nos damos cuenta que estamos pensando en otras cosas. Si te mantienes en el momento, si sabes qué está pasando en todo momento por tu cabeza, podrás detectar que en cambio de dedicarte plenamente al sexo estás empezando a divagar y volver rápidamente a lo que está sintiendo tu cuerpo.

Esto, por supuesto, requiere práctica. El mindfulness no es fácil y es mucho mejor si se acompaña con meditación, en la cual aprendemos a mejorar nuestra concentración y el control que tenemos sobre nuestros pensamientos. En su charla, Richardson explica largo y tendido cómo empezar a modular nuestra mente para que se centre sólo en el placer y no en las preocupaciones cotidianas. Y, si te quedas con ganas de más consejos para empezar a vivir una vida mentalmente consciente, siempre puedes introducirte a la meditación a través de los muchísimos libros que existen sobre este tema.

Al final de la charla, Richardson da el consejo más importante sobre el mindfulness en el sexo: “sé amable contigo mismo. Deambular por tu mente no significa que estés fallando en el sexo, solo significa que eres humano”. Nadie nace sabiendo, pero requiere un esfuerzo empezar a hacerlo.

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